Desde hace cientos de años, el hombre siempre ha tenido la necesidad de transportarse de un lado a otro, pero, ¿qué pasa cuando un gran grupo de personas quiere moverse a largas distancias, y encima se tiene que transportar mucho equipaje o mercancías?

Para ese tipo de circunstancias y necesidades se inventó el ferrocarril, que es un sistema de transporte como el automóvil, los aviones o los barcos, aunque como los primeros se mueve sobre la tierra. Su movimiento tiene lugar gracias a unas vías que dirigen uno o más vagones (los vagones son plataformas que simulan una habitación móvil) de un lugar a otro, mediante diferentes métodos.

La manera de transportar grandes cargas mediante un sistema fijo en el suelo comenzó hace cientos de años, más precisamente en torno al siglo VI a.C.; para entonces, se usaba para transportar botes de la tierra hasta el agua, y las plataformas eran empujadas por personas, siendo un método que duró de dicha forma casi seis siglos.

 

Orígenes del ferrocarril

 

El primer vehículo locomotor como tal fue inventado por Richard Trevithich en el año 1804, en Reino Unido. Antes de eso los vagones eran arrastrados por animales a través de las vías. Sin embargo, la máquina de Trevithich no funcionó del todo bien porque el peso de las cabinas era demasiado grande como para que los raíles lo soportaran.

 

invento ferrocarril

 

La invención del motor a vapor supuso un gran avance en la tecnología del transporte, y en el año 1825, George Stephenson logró crear algunas de las primeras locomotoras funcionales en Inglaterra, iniciando este nuevo medio de transporte con líneas por Europa y Estados Unidos, y así hasta llegar a otros sitios del mundo.

Ya para 1830 se hizo la primera línea interurbana entre Liverpool y Mánchester, y en 1848 llegó el primer ferrocarril a España, conectando Barcelona con Mataró. No obstante, una década antes, en 1838, ya se estaban haciendo pruebas con trenes eléctricos. Rober Davidson logró crear un sistema de transporte que servía como el ferrocarril pero impulsado por baterías, aunque lamentablemente solo lograba desplazarse a poco más de seis kilómetros por hora, lo que no suponía ningún avance en la práctica.

Suecia fue el primer país en tener una línea eléctrica, y más tarde México, París e Inglaterra se le unieron para crear líneas de metro –los metros son trenes subterráneos, es decir, van por debajo de la tierra–. Luego llegaron las locomotoras por combustible diésel después de la guerra mundial, volviéndose más baratas y potentes que las anteriores.

Los trenes de alta velocidad, por su parte, llegaron en 1939 y son trenes que pueden alcanzar velocidades de hasta 250 kilómetros por hora, extendidos por Asia y Europa.

 

Otras curiosidades sobre los ferrocarriles

 

  • Algunos países tienen sentidos de circulación diferentes para los ferrocarriles. Por la derecha están algunos como Alemania, Brasil, Estados Unidos, Israel, Chile, Colombia, Rusia, Rumania y Perú, mientras que por la izquierda se encuentra Argentina, Egipto, Italia, India, Sudáfrica, Japón, Portugal, Suiza y Reino Unido. Hay también países que tienen ambos sentidos, como China, Francia, Indonesia, Austria y España.
  • La diferencia entre un tren y un ferrocarril es que este último se usa actualmente para transportar mercancía, ganado y demás objetos, y el tren se usa mayormente para el transporte humano.
  • El Lhasa Express es el tren con el recorrido más alto del mundo. Representa la unión de China con el Tíbet, y usa tanques de oxígeno para que los pasajeros no sufran mareos o desmayos por la altura.
  • Existen transportes similares que funcionan por levitación magnética, también llamados “Maglev”. Son de los más rápidos que hay y pueden alcanzar velocidades de hasta 500 kilómetros por hora.

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