Mitología griega para niños

En la antigua Grecia, honrar a los dioses era parte de la vida diaria y parte de casi todo lo que se hacía. De este modo, era muy habitual rezar en el interior de las casas, detenerse en los lugares sagrados o visitar los templos. Incluso, solía hacerse todo esto en un mismo día sin problemas, porque la religión era la base de todas las cosas. De hecho, creían que sus dioses y diosas venían de la tierra y del cielo y que tenían vidas como las suyas, que les encantaba divertirse, la música, las celebraciones, tener descendencia…etc. ¿No es curioso?

La religión de los griegos era de tipo “politeísta”, lo que quiere decir que se componía de números dioses, cada uno con su atribución y características diferentes. Algunos dioses eran muy poderosos y mágicos, y de casi todos se contaban historias extraordinarias que pasaban de generación en generación y que perduran en nuestros días. Los antiguos griegos estaban convencidos de que sus dioses cuidarían de ellos cuando murieran si les mostraban el amor y el respeto debidos, y por eso la religión era tan importante para ellos, porque les mantenía a salvo y les ayudaba a vivir de una forma más segura y feliz. 

Había muchos dioses y diosas diferentes en la antigua Grecia, capaces de controlar todo aquello que sucedía, ya fuese bueno o malo. A su vez, cada parte de la vida de los griegos era gobernada por un dios en particular, ya se tratase del dinero, de la salud o del clima. Por eso era tan importante que los dioses se encontraran felices, pues de ello dependía todo el porvenir de los seres terrenales, y lo cierto es que podían enfadarse y mucho. Para evitar esos temibles enfados, los griegos no solo rezaban y visitaban los templos, sino que construían en sus hogares auténticos santuarios para que nunca tuviese fin el agradecimiento. También había santuarios en los pueblos, a los que la gente podía ir a dejar regalos a los dioses y mostrarles sus respetos.

Quiénes eran los antiguos dioses de la antigua Grecia

Como acabamos de ver, los antiguos griegos creían que sus dioses eran capaces de involucrarse en la vida de los mortales, a veces para ayudar y otras para entorpecer o causar serios problemas. De todos ellos se contaban innumerables e increíbles historias, que se engloban y se conocen con el término de “mitología griega”.

Creados hace miles de años, los mitos griegos eran historias épicas sobre los dioses de la antigua Grecia que a menudo presentaban batallas heroicas y criaturas terribles, con el objetivo de advertir sobre cosas tan importantes como la inteligencia, la valentía o el bien y el mal. Estas historias eran muy útiles para la gente normal, pues con ellas aprendían las consecuencias que podía tener obrar mal en la sociedad, o que podían existir recompensas por las buenas acciones de la vida. En definitiva, los mitos griegos son similares a los de muchas otras culturas y cuentan cómo se creó el mundo o ayudan a explicar por qué suceden las cosas. ¡Estas historias son muy importantes y han perdurado durante más de 2.000 años!

La mitología griega reunía todas las historias y cuentos sobre los dioses, diosas y héroes de la antigua Grecia, pero esas historias conformaban también toda su religión, por lo que es muy importante que tengamos nociones sobre ella. Los dioses de la antigua Grecia se dividían en:

 

  • Los titanes. Los titanes fueron los dioses primeros o los dioses mayores, relacionados con la creación y el origen del universo. Eran doce y muy poderosos, y entre ellos estaban los padres de Zeus, Cronos y Rea. Todos gobernaron Grecia durante lo que se llamó la Edad de Oro y fueron derrocados por sus hijos, sobre todo por Zeus.
  • Los dioses olímpicos. Los dioses olímpicos también eran doce, y vivían todos en el conocido como Monte Olimpo (El Monte Olimpo, situado en el norte de Grecia, es la montaña más alta del país y se creía que era el hogar de los dioses porque nadie podía ver su cima por las abundantes nubes que se creaban allí). Zeus era el líder de todos ellos y dios del cielo y del relámpago, y su símbolo era el rayo y su esposa la diosa Hera. Conformaban el resto Poseidón, dios del océano, los terremotos y los caballos, cuyo símbolo era el tridente; Dionisio, señor del vino y de las celebraciones y patrón del teatro y el arte, cuyo símbolo era la vid; Apolo, dios del tiro con arco, la música, la luz y la profecía, cuyos símbolos eran el sol, el arco, la flecha y la lira; o Atenea, diosa griega de la sabiduría, la defensa y la guerra y patrona de Atenas, cuyos símbolos eran el búho y la rama de olivo.
  • Los héroes. Los héroes griegos eran hombres fuertes que, favorecidos por los dioses, realizaban montones de aventuras y hazañas valientes. A veces los héroes (aunque eran seres mortales) estaban relacionados de alguna manera con los dioses, como le ocurría al héroe Hércules, que era hijo de Zeus y el héroe más grande de la mitología griega. Otros héroes destacados fueron Aquiles, el mayor héroe de la guerra de Troya, u Odiseo, el héroe del poema épico de Homero “La Odisea”.

Todas las historias de la antigua Grecia se contaban una y otra vez antes de escribirlas (eran propias de la narración oral), y esto hace que existan muchas versiones diferentes. Algunas de las más antiguas provienen de dos poemas extensos escritos por Homero, que se llaman “la Ilíada y la Odisea”, en los que se habla de los dioses y de su trato hacia los humanos.

Tiempo después, con la llegada de los romanos, estos adoptaron muchos de los mismos dioses que habían tenido los griegos, pero con nombres diferentes y algunas breves variaciones. Así, en el mundo romano, el dios principal era Júpiter y su esposa Juno, o lo que es lo mismo, Zeus y Hera en griego. ¿Sabías este dato tan importante?

Como hemos tenido ocasión de ver, la religión era importantísima para los antiguos griegos porque creían que mejoraría sus vidas y que estarían protegidos incluso más allá de la muerte, y para que este equilibrio no se rompiese construyeron templos en todas las ciudades. Aquellos templos, sin embargo, no eran como los lugares de culto modernos en los que rezaba la gente corriente, sino que eran como una especie de “hogares” para las estatuas de los dioses y eran cuidados por los sacerdotes y las sacerdotisas, encargados de organizar los festivales religiosos para cada deidad y de celebrar las ceremonias correspondientes en las que sí participaban los demás.