Concepción Arenal fue una escritora, periodista, poeta y activista, ligada al movimiento del realismo literario, siendo una de las primeras mujeres en abogar por el feminismo español. Es también conocida por ser una de las precursoras del Trabajo Social en España.
Concepción nació el 31 de enero del año 1820 en Ferrol, A Coruña (Galicia, España). Su infancia quedó muy marcada por su padre, que estaba en contra del régimen del rey Fernando VII.
La postura política de su padre le llevaría con el tiempo a la cárcel, donde enfermó falleciendo cuando Concepción tenía solo nueve años de edad, dejándola a ella y a sus dos hermanas en manos de su madre, que las crió con una formación religiosa muy rigurosa.
Poco después Arenal perdió a su hermana menor, Luisa, a los diez años, y tras esto ella y el resto de su familia se trasladaron a Madrid, donde estudió en un colegio femenino.
Desde pequeña Concepción Arenal quiso ser abogada, aunque sus andanzas en la escuela no satisfacían lo suficiente sus ansias de conocimiento, pues solo se dedicaban a enseñarle cómo comportarse en sociedad al ser una mujer.
Se dice que Arenal tuvo tanto empeño por formarse que aprendió italiano y francés por su cuenta, a la par que leía sobre ciencia y filosofía. Esta afición por el conocimiento no fue bien recibida por su madre, ya que se oponía firmemente a la educación femenina (la cual no estaba bien vista en aquella época).
Pese a esto Concepción realizó un acto valiente: se vistió de hombre para asistir como oyente a las clases de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, se cortó el cabello y se vistió de traje, capa y sombrero de copa. Pero lamentablemente Arenal fue descubierta, aunque tras el episodio se le permitió realizar un examen de admisión por el que fue aceptada de pleno derecho, logrando asistir a la universidad durante tres años.
Es en este periodo cuando conoce al que sería su esposo, Fernando García Carrasco, casándose con él en 1948. A pesar de que él era quince años mayor que ella, lograba entender su mentalidad y sus intereses (los cuales compartía), y eso les sirvió para disfrutar de un buen matrimonio. A su marido nunca le importó que siguiera vistiéndose de hombre para acudir a actos sociales.
Concepción Arenal tuvo tres hijos, aunque la hija mayor falleció a los dos años de edad. Sus otros dos hijos fueron Fernando y Ramón. Nueve años después su marido, García Carrasco, fallecería de una enfermedad llamada tuberculosis.
Entre los trabajos de Arenal podemos encontrar: Fábulas en Verso (1851), Manual del visitador del pobre (1863, cuya edición en francés se publicaría al año siguiente), Cartas a los delincuentes (1865), La voz que clama en el desierto (1868), Cuadros de la guerra (1880), La mujer de su casa (1883) y La educación de la mujer (1892), entre otros.
Una de sus posturas más conocida fue su opinión en contra de la marginación de la mujer, de los obreros y de las injusticias y calamidades del sistema penitenciario. También creía que la mejor manera de conseguir igualdad entre hombres y mujeres era el proporcionarles el mismo grado de educación a unos y otros. Del mismo modo, pensaba que todas las personas podían vivir en las mismas condiciones y ayudar a los demás sin arrogancias e ínfulas, sin hacer sentir mal a los necesitados.
Concepción Arenal falleció el 4 de febrero de 1893, y su epitafio reza: “A la virtud, a una vida, a la ciencia”, aunque su frase más popular fue “Odia al delito y compadece al delincuente”.
Concepción Arenal continúa siendo hoy en día una figura pionera del feminismo muy destacada y defensora de los derechos humanos y de los más débiles en el siglo XIX. Por ello gozó de diversas condecoraciones, entre ellas, calles y monumentos con su nombre en España, Uruguay y Argentina.
