Cuento: Un ángel llamado María

Cuento: Un ángel llamado María

Nueva colaboración de Pilar Holguín González, llena de sentimiento y magia.

“Para María, nuestra pequeña guerrera azul” – Pilar Holguín


 Un ángel llamado María

Os voy a contar la historia de una pequeña guerrera, su nombre es María, muy conocida en la aldea donde vivía porque era una niña muy feliz. Por las mañanas, cuando se dirigía al colegio, abrazaba a todos los animalitos que se encontraba en el camino.

No salía de casa sin pintarse los labios de rojo, aunque su color favorito era el azul. También ponía color a sus uñas, y por donde pasaba dejaba destellos de luz.

Los días que no tenía clase quedaba con sus amigas Nagore, Marta, Alba y Julia para ir a nadar al lago, cuando el agua se congelaba en invierno se divertían patinando.

Una noche que estaba con su padre mirando el estrellado cielo le preguntó:

  • ¡Papá! ¿Quién se encarga de encender las estrellas de noche y apagarlas de día?

Su papá sonrió y le dijo:

  • Los pequeños guerreros que llegan al cielo son los que lo hacen.

María abrazó a su padre y pensó que era muy afortunada por tener un padre tan sabio y bondadoso.

Por las mañanas iba a la escuela con sus dos hermanos y le gustaba coger piedrecillas y provocar a su hermano Alex tirándoselas, y éste, que lo sabía, ya se había llenado los bolsillos y le devolvía el ataque mientras reían y su hermano Alberto les reprendía porque alguna le alcanzaba a él.

Una enorme sombra cubrió la luz del sol en el poblado. Era un malvado dragón, que deslumbrado por la belleza de la pequeña la cogió con su poderosa garra y se la llevó volando lejos, muy lejos.

Todos los habitantes en el poblado lloraron su pérdida, sobre todo sus padres y sus hermanos, que se sintieron muy tristes sin su princesita.

Pero yo, que soy el Hada Alegría y amiga de la pequeña, os voy a contar lo que sucedió después.

Cuando María vio que salía volando y que la aldea se hacía cada vez más pequeña sonrió (era muy valiente) y le dio un mordisco en la garra al dragón, que la soltó.

Cayó en una esponjosa nube que tenía como destino las puertas del cielo. Al llegar, nuestra pequeña guerrera entró sin miedo y, al cruzarlas, dos grandes alas aparecieron en su espalda.

  • ¡Hola pequeña!- le dijo el guardián de la puerta.
  • No soy pequeña, tengo ocho años y me llamo María, creo que no debería estar aquí.

-Te esperábamos María, podrás viajar en la nube que más te guste sobre este inmenso cielo azul, que es tu color favorito, y ahora tienes alas, igual que tus queridas mariposas. Y como también sabemos que querías ser enfermera, te puedes encargar de nuestros ángeles más pequeños, que necesitan mucho amor.

  • ¿Puedo pedirte dos deseos?
  • Claro que sí María.

– El primero, encender por las noches la estrella más brillante para mi papá, cuando mire al cielo que sepa que soy yo la que está detrás de ella. Y el segundo, poder despedirme cada día de mis hermanos y mi mamá como hacía en casa. Les gritaré mis palabras mágicas y así sabrán que estoy bien.

  • Tienes concedidos ambos deseos.

Esta noche mirad al cielo, es probable que la veáis. Ella, desde allí, seguro que nos ve…, yo a veces oigo su voz: “Mamá, hasta mañana, que descanses y dulces sueños, te quiero hasta el infinito y más allá…”.

Y colorín colorado…

un angel llamado maria


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1 Comentario

  1. adriana

    Me encanto!!!! Que cuento más hermoso.

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