Un buen amigo

Un buen amigo

Cuento para niños: Un buen amigo

 

Es muy divertido ir a clases, ver a todos tus amigos y aprender las cosas más interesantes sobre el mundo entero, como que cada color del semáforo significa algo importarte para las personas que están caminando en la calle o conduciendo los automóviles.

Alicia sentía que la escuela era su lugar preferido en el mundo, y era mucho mejor porque sus amigos de siempre estaban en la misma clase que ella. Sin duda Alicia se lo pasaba muy bien en la escuela pero, un día, cuando comenzaba un nuevo año de clases, llegó un niño llamado Peter. Aquel niño de cabello rubio y ojos marrones nunca había estado en la escuela de Alicia, por lo que aquel era más un primer día de clases que el de todos los demás. Según había contado la profesora, Peter era nuevo en la ciudad y le costaba un poco hablar español, por eso todos debían serle de ayuda.

Alicia se sintió emocionada al ver a un nuevo niño en clase, pero cuando le habló por primera vez Peter la miró con el entrecejo arrugado y le puso los ojos en blanco…

  • ¡Qué niño tan odioso! – dijo Alicia muy enfadada – ¡Desde hoy seremos archienemigos!

El niño la miró otra vez malhumorado volviéndola como a ignorar al rato. Por su parte, Alicia también le ignoró de aquel día en adelante, y cada vez que sus amigos hablaban emocionados de Peter ella se enojaba mucho diciendo que era un niño muy grosero y maleducado.

  • ¡Malo, malo, malo! – Decía Alicia negando con la cabeza – Es un niño muy malo.

Pero sus compañeros no pensaban lo mismo que ella y solían jugar en cada rato libre que tenían con el nuevo compañero de clase. La maestra, que había notado la distancia entre la amable Alicia y el tímido Peter, les encomendó una tarea a los dos niños que les haría amigos para siempre: ¡Debían preparar todos los carteles de su clase!

Alicia estaba muy emocionada, pero al enterarse de que debía hacer aquella tarea con Peter intentó abandonarla. La maestra insistió con cariño y la pequeña niña finalmente no pudo decir que no, por eso, cuando llegó el lunes y comenzó la decoración de la clase, Alicia se puso de muy mal humor, refunfuñando y mirando a Peter con el entrecejo arrugado como una pasa:

  • ¡Malo, malo, malo! – Decía Alicia mirándolo de vez en cuando.
  • ¿Por qué eres tan mala conmigo? – Preguntó Peter sin poder aguantarlo más y chapurreando el idioma como podía.
  • ¡Tú eres malo conmigo! – Contestó Alicia sin poder creer que él la acusara de ser mala.
  • Siempre me estás diciendo que soy malo y me miras con mala cara- Replicó Peter cruzándose de brazos.
  • El primer día de clase intenté ser tu amiga y me miraste mal, y luego me dejaste hablando sola – Contestó Alicia dolida.
  • Es que no sé mucho español y a veces me cuesta– respondió él–, tenía mucho miedo y pensé que estabas burlándote de mí porque soy nuevo aquí.

Alicia se sintió mal al escuchar las palabras de Peter y, queriendo arreglar las cosas, le abrazó con cariño disculpándose y pidiéndole que fuera su amigo. Peter aceptó feliz y juntos pintaron flores y arcoíris sobre la carteles con los que debían decorar el aula.

  • La verdad es que eres un buen amigo, Peter – Dijo Alicia contenta y sonriente mientras pintaba.
  • ¡Bueno, bueno, bueno! – Respondió Peter eufórico, lleno de alegría e ilusión.

 

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