Los abuelos de Pedrito

Los abuelos de Pedrito

Cuento de amor: Los abuelos de Pedrito

 

Pedrito recordaba que sus abuelos siempre habían estado juntos, incluso desde mucho antes de que él naciera.

Siempre los recordaba cogidos de la mano, sentados en el patio. Ella, su abuela, le preparaba café mientras él leía el periódico.

También recordaba que cuando su abuelita se enfermaba, el abuelo hacía una sopa riquísima de pollo para que se sintiera mejor.

A Pedrito le parecía algo fascinante: que sus abuelos durmieran juntos, pasearan juntos, sacaran al perro a caminar al parque juntos…Y cuando no podían estar juntos, el abuelito llamaba a la abuelita cuando estaba de viaje o cuando se sentía solo, y ella, muy alegre, respondía a las llamadas con una gran sonrisa.

Pero a pesar de que a Pedrito le parecía muy lindo todo aquello, no entendía cómo es que los abuelitos no se aburrían de estar con el otro. Él, de hecho, se aburría de los juguetes con los que jugaba muchas veces, y aunque los quería, no quería estar siempre jugando con ellos, pues también le gustaban las cosas nuevas, como esos juguetes bonitos que salían en la televisión y que hacían ruidos o tenían luces.

También le pasaba lo mismo con sus amigos, que no siempre quería verlos y a veces solo quería descansar en casa y ver la tele o andar en bicicleta y nada más. Y quería a sus amigos, pero sentía que no necesitaba estar siempre con ellos. Es por eso que ver a sus abuelos juntos siempre le llenaba la cabeza de dudas, hasta que un día habló con mamá:

 

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  • Los abuelos son como tortuguitas —dijo Pedrito a su mamá.
  • A ver… —comenzó ella a decir riendo— ¿Por qué dices que son como tortuguitas?
  • Porque son arrugaditas y muy viejitas —dijo él—. Y me recuerdan a las tortugas que están en el jardín, que siempre están juntas y no se separan nunca.
  • ¿Verdad que son bonitos? —preguntó su mamá.
  • ¿Los abuelos? —Preguntó— Sí, son bonitos, pero no entiendo por qué siempre están juntos, ¿es que nunca se cansan?

Y su mamá le explicó a Pedrito que ellos no se cansaban del otro porque se amaban.

Para el joven Pedrito aquello significó algo nuevo. Sabía lo que era el amor, como el que tenían mamá y papá, pero no sabía que otras personas podían tenerlo y más cuando son ancianos. Entonces, días más tarde, fue a visitar a sus abuelos y preguntó:

 

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  • Abuelo, ¿qué es el amor?
  • Bueno, el amor es… —el abuelito se quedó callado un momento antes de continuar— lo que me pasa cada vez que veo a tu abuelita.
  • ¿Y que sientes cuando lo haces?
  • Bueno, me siento muy feliz cuando estoy con ella, me siento en paz y tranquilo.
  • ¿Por qué?
  • Porque me hace sentir querido y protegido.
  • ¿Y no te cansas de estar siempre con ella?
  • No, porque uno no se cansa de las cosas que le hacen feliz.

Y con aquellas palabras Pedrito pudo entender al fin lo que sentían sus abuelitos, y ver que era algo parecido a lo que él sentía por su mamá, pero diferente. Amar como se amaban sus abuelitos era simplemente estar con el otro incluso cuando se enferman, compartir sus gustos y pasar mucho tiempo entre los dos cuidándose el uno al otro.

Tras aquella entretenida tarde de conversación, Pedrito se despidió contento de su abuelo y con un beso en la mejilla se fue. Después, muy emocionado por poder contar lo que había aprendido ese día a su madre, Pedrito se fue a dormir muy contento y ansioso de que algún día él fuese igual que sus abuelitos: arrugado como una tortuga, pero feliz junto a esa persona especial que más se quiere.

 

 


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2 Comentarios

  1. Nelly

    Hermoso cuento, me alegra por los niños que logran ver a sus abuelos juntos y siento mucho no poder mostrar esa imagen a mi nieto pero me esfuerzo por llevarlo a los juegos, playa , museos a escuchar buena música,a comer pizza y a escuchar misa, felizmente no nos aburrimos.

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  2. Gaby Fernández

    Que belleza de cuento! Felicitaciones

    Responder

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