El conjuro de la bruja

El conjuro de la bruja

Cuento de brujas: El conjuro de la bruja

 

Hace mucho tiempo se decía que las brujas existían, y solo por eso algunas personas preferían quedarse en su casa en lugar de salir, para no tener que encontrarse con ninguna.

Había muchas historias sobre aquellas brujas, pero lo que la gente no sabía es que todas ellas habían sido inventadas por una bruja que vivió en el centro del pueblo más antiguo y lejano del mundo, al igual que muchas otras. Aquella bruja era una mujer muy extraña que no se relacionaba ni hablaba con nadie, y cuyas intenciones nadie conocía. ¿Por qué inventaba historias de otras brujas? ¿Qué pretendía con todo ello?

 

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Así, un año y tres días antes de la noche de Halloween, aquella misteriosa bruja salió de su casa y empezó a decirle a la gente que en esa noche tan especial, la noche de Halloween, los espíritus iban a salir a pasear y a llevarse a todas las personas de cada pueblo, fuera el que fuera. Por una parte la gente no se creía todo aquello, pero había algo en el fondo de ellos mismos, así como en el fondo de la mirada de la bruja, que les hacía dudar.

Pasados los tres días, ya en la mañana de Halloween, la gente no quería salir de sus casas ni tampoco pensaba celebrar nada, por si acaso las palabras de la malvada bruja tenían algo de verdad. Y llegada la media noche, algunos esperaban ya con angustia que sucediese lo peor, pero lo cierto es que… nada pasó. Bueno sí, que se quedaron todos sin la divertidísima fiesta anual de Halloween por haberse quedado en casa. Aun así, muchos juraron al día siguiente haber escuchado una terrorífica risa, procedente, casi con toda seguridad, de la malvada bruja, que se encontraría lanzando hechizos apestosos para llamar a los espíritus.

Toda aquella confusión hizo que el pueblo se animase a acudir a la casa de la bruja con el fin de preguntar por aquellas palabras y por los supuestos espíritus con los que había pretendido, días antes, asustar a todo el mundo. Aunque también para procurar echar al fin a aquella malvada bruja del pueblo, puesto que, por más tiempo que llevara en él, no tenía derecho a asustar siempre a todo el mundo. Y cuando finalmente la bruja salió, de nuevo lanzó un conjuro frente a todos diciendo:

  • ¿Acaso creéis que los espíritus no salieron? ¡Jajajaja! Yo sé muy bien qué palabras utilicé en mi conjuro, así que no me importa que me echéis de aquí, puesto que puedo volar en mi escoba hacia cualquier parte y seguir lanzando conjuros a todos cuantos desee.

 

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Al decir esto la bruja todas las personas se quedaron inquietas, aunque tranquilas al mismo tiempo, porque al fin habían conseguido que la bruja abandonara su hogar y les dejase a todos tranquilos. De esta forma, y mientras volvían de camino a casa, un hombre comentó:

  • ¡Vaya bruja más extraña! ¿Alguien sabe cómo se llama?

Y todos enmudecieron negando con la cabeza. ¡Y menos mal, amiguitos! Porque el conjuro de la temible bruja, que era menos peligrosa de lo que parecía, se hubiera hecho realidad en el momento en el que alguien hubiese pronunciado su nombre. ¡Ufff! Afortunadamente nadie lo sabía, puesto que nadie quiso interesarse por ello nunca, por lo que nadie pronunció su nombre y la bruja no pudo volver jamás.

 


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1 Comentario

  1. Jesica

    Hola ¿quien es el autor?

    Responder

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