La reina de las nieves (Hans Christian Andersen)
Cuenta una historia que, un terrible ogro, creó una vez un espejo con el cual se hacían más hermosas y buenas las cosas más horribles y perversas, con la intención de verse distinto a como en realidad era. Pero un día el espejo se resbaló de sus manos y los pedazos del cristal roto se esparcieron sobre la tierra, llenando de hielo los corazones y haciéndolos tan duros como las piedras…
Mientras todo esto sucedía, un par de niños llamados Gerda y Kai jugaban entre las flores de la abuela de este último. Eran preciosas rosas de todos los colores que la abuela del niño cultivaba en su jardín. ¡Daba gusto verlo! Y después de jugar largo rato, la abuelita se acercó para contarles una curiosa historia, la de la llamada reina de las nieves:
“La misteriosa reina de las nieves era una mujer a la cual habían hecho sufrir muchísimo, por lo que su corazón se había enfriado tanto que ya no era capaz de controlar el hielo y la nieve que caía. Eso sí, pudo vengarse muy bien de todo el daño que le habían hecho, pero ya nunca más pudo acercarse a nadie, pues todos se congelaban al instante…”
«¡Qué aterradora historia!», dijeron los niños después de escuchar a la abuela, tras lo que siguieron jugando, con tan mala suerte de que uno de los pedazos del espejo del ogro, cayó justo sobre Kai, clavándose en su corazón. Así, y en un solo instante, toda la bondad y el amor que el pequeño tenía dentro se enfrío y empezó a tratar muy mal a su amiga Gerda y a su abuela, dirigiéndoles palabras horribles, como si no las conociera.
Kai ya no recordaba nada de antes del accidente, tan solo la historia de la reina de las nieves, y pensando en ella se escapó al frío bosque, donde la encontró en medio de una nevada. La reina de las nieves, cruel y despiadada, se sorprendió al encontrarse con alguien con un corazón aún más frío que el suyo, por lo que decidió llevarse al niño con ella y caminar juntos por los lugares más helados del mundo, incapaces de sentir amor o afecto por nadie y encargándose de arruinar cosechas o hacer que las personas sintieran mucho frío por las noches.
Pasado un tiempo, y tras todas estas pruebas, la reina de las nieves decidió convertir a Kai en su digno sucesor. Mientras tanto, Gerda había seguido con su vida y también había olvidado a su amigo y todo lo sucedido, hasta que un día, en la víspera de Navidad, se encontró a la abuela de Kai en la calle. Después de hablar con ella un buen rato pudo recordar a su amigo, yéndose tras esto decidida a buscarlo.
Así, ni corta ni perezosa, Gerda se internó en el frío bosque y preguntó a todos si habían visto a su amigo: preguntó al río, pero no le había visto; después preguntó a los renos, pero ellos tampoco le habían visto; por último, preguntó a unas palomas, que guiaron a Gerda hacia la región más fría de la comarca, creyendo haberle visto. Entonces, en medio de una gran tormenta de nieve, Gerda se encontraó a Kai, pero sin expresión alguna en su rostro. Emocionada, corrió hacia él y lo abrazó, diciéndole:
—¡He venido a buscarte, Kai! Porque, aunque te fuiste sin despedirte, sigues formando parte de mis recuerdos más hermosos y quiero llevarte a casa para que podamos volver a vivir una Navidad como cuando éramos niños y corríamos entre las flores del jardín de tu querida abuela. ¿Ya no te acuerdas de ella?
Pero Kai no se inmutó. No era capaz de sentir nada, pues su corazón estaba congelado, y la joven empezó a llorar sobre el pecho de su amigo. Las lágrimas eran saladas y calientes, y fueron directas hasta el corazón de Kai, derritiendo el duro hielo que lo cubría. Entonces, al volver en sí, Kai abrazó a su amiga agradeciéndole haberle salvado del hechizo y contándole todo lo que había pasado. ¡Al fin pudo despedirse Kai de aquellos terribles y fríos sentimientos!
¿Qué os ha parecido, amiguitos? Cuentan, quienes han vivido mucho, que después de aquel episodio nunca volvió a hacer tanto frío en aquel recóndito lugar, y que las cosechas prosperaron y las personas pudieron dormir tranquilas por las noches, pues ya todos los corazones del mundo estaban llenos de un feliz y agradable calor.
llevo un tiempo viendo sus cuentos para mi hijo están muy bonitos, muchas gracias han sido de gran ayuda. A todos los colaboradores les envió una felicitación excelente trabajo y gracias.