Cuento infantil: El congreso de los ratones | Bosque de Fantasías

El congreso de los ratones

El congreso de los ratones

Cuento clásico: El congreso de los ratones

 

Érase una vez una casa en cuya despensa vivían muchos ratones, felices y contentos, sin ninguna preocupación. Pero entonces, para desgracia de los roedores, llegó a la casa un famoso gato llamado Bigotes. Bigotes era un gato famoso por sus habilidades de cacería, y apenas pisó la casa, comenzó a olisquear y a poner en marcha su habitual misión.

El gato Bigotes se había propuesto exterminar a todos los ratones que habitaban en su nueva casa, por lo que trabajaba día y noche de forma incansable. Mientras tanto, los pobres ratones debían mantenerse escondidos si no querían que el minino les atrapara, lo que provocó que sufrieran mucho para conseguir sus alimentos. Y aunque intentaban mantenerse escondidos por todos los medios, el gato siempre terminaba encontrándolos y comiéndoselos. La situación era insostenible. ¡Los ratones debían hacer algo!

 

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Así, un día en que el gato Bigotes se ausentó de la casa para visitar a su enamorada, la gata Sasha, que vivía en la casa de al lado, los ratones decidieron hacer una reunión para discutir el problema del gato y así, entre todos, poder encontrar una solución. ¡Se trataba de un congreso de ratones!

Todos, uno a uno, tomaron la palabra y hablabron sobre todo lo que habían sufrido a causa del gato, pero ninguno de ellos logró dar con una solución frente al problema que se les presentaba.

La discusión se hacía larga y parecía que no iba a terminar, y así hasta que un ratoncito que hasta entonces no había hablado, pidió la palabra y se dirigió al congreso en estos términos:

  • Querido congreso de ratones, llevamos ya un buen tiempo discutiendo todo el daño que el gato Bigotes nos ha hecho. Todos estamos de acuerdo con que la situación es insostenible, pero es momento de dejar de quejarnos y de comenzar a actuar. Yo tengo una propuesta que nos ayudará a superar este gran problema, estoy seguro.

 

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Al escuchar al ratoncito hablar con tanta seguridad, los demás asistentes del congreso prestaron mucha atención a lo que iba a decir, pues se escuchaba realmente convencido:

  • Hasta ahora no hemos podido escapar del gato, pues es un cazador experto y tan silencioso que no le escuchamos hasta que está sobre nosotros. Por lo tanto, yo propongo colocar un cascabel al gato, de manera que emita un sonido siempre que se mueva, para así saber dónde está y poder escapar antes de que nos atrape.

La propuesta fue recibida con gran alborozo por el congreso: «¡Qué gran idea!»  «¡Eso es lo que tenemos que hacer!» «¿Por qué no lo habíamos hecho antes?», se escuchaba decir a los ratones.

  • Pero hay un problema —concluyó el ratoncito—, necesitamos un voluntario para que le ponga el cascabel al gato.

Y repentinamente, la emoción se desvaneció.

  • Yo no puedo hacerlo, estoy muy viejo —dijo un ratón entrado en años.
  • Yo no puedo hacerlo, soy muy débil —dijo un ratón de corta edad.
  • Yo no puedo hacerlo, soy muy miedoso —dijo un ratón cobarde.

Y así, uno a uno, los ratones fueron dando excusas para no ponerle el cascabel al gato.

 

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Y como ninguno quería poner en práctica la única propuesta del congreso, este terminó por disolverse y el gato Bigotes continuó con sus actividades. Lo cierto es que, ni siquiera quien había tenido la gran idea o solución, había sido capaz de ofrecerse como voluntario para poner el cascabel al gato, lo que evidencia que “del dicho al hecho hay un trecho” y que no solo vale en la vida con tener ideas, ya que llevarlas a cabo es lo verdaderamente fundamental.


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2 Comentarios

  1. Julian matias leon

    Me parecio muy bonito el cuento

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  2. Reiko Azucena Zeta Paredes

    es muy interesante ☺️

    Responder

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