CUENTO INFANTIL: Al Elasmosaurio le gusta nadar

Al Elasmosaurio le gusta nadar

Al Elasmosaurio le gusta nadar

Cuento de dinosaurios: Al Elasmosaurio le gusta nadar

El Elasmosaurio estaba muy emocionado aquella mañana, pues se había comprado un nuevo traje de baño y estaba listo para meterse a nadar en la bahía. Tal vez lo que más le gustaba de nadar era ver el fondo del océano, los peces y los colores que daban cada uno de ellos. Aquella mañana tenía pensado viajar hasta lo más profundo para encontrar ruinas antiguas, de manera que se despertó muy temprano y salió cuando apenas el sol salía para dar los buenos días.

Entonces se despidió de sus padres y hermanos y fue rumbo a su gran aventura. Cuando estuvo allí se sintió como pez en el agua, completamente libre mientras movía sus aletas y su cola y entonaba una hermosa canción. Primero saludó a los peces y cangrejos que estaban dentro de sus casas por el fondo del mar y después nadó muy emocionado por todo el océano azul hasta que…algo pasó.

En un punto del viaje, mientras nadaba entre la corriente marina, algo se le enredó en el cuello. Asustado, el Elasmosaurio buscó tierra firme para ver qué había sido, hasta que descubrió que era un gigantesco trozo de plástico. Consciente del peligro se lo quitó (no sin antes haber luchado un buen rato con él) y terminó volviendo al océano, que estaba repleto de esos trozos de plástico y muchos animales como él se habían quedado atrapados en ellos. Ahora el Elasmosaurio estaba dispuesto a ayudar a todo el que lo necesitara.

  • ¿Qué pasó? –Preguntó a una tortuga marina– ¿Qué son esas cosas?
  • Es la basura que expulsa el hombre al océano –dijo la tortuga– y hay mucho más de lo que puedas ver.
  • Pero… ¿hay algo que pueda hacer? –Preguntó el Elasmosaurio.
  • Bueno, supongo que por tu tamaño puedes dar un buen susto a todos esos humanos desconsiderados –Dijo la tortuga.
  • No creo que sea la mejor idea –dijo el Elasmosaurio con preocupación- pues yo soy un ser pacífico.
  • También puedes hablar con ellos, aunque no creo que te escuchen –prosiguió la tortuga marina- porque nunca han escuchado a nadie.

 

Y eso mismo fue lo que Elasmosaurio hizo: se preparó para hablar la lengua de los hombres y explicarles lo que pasaba. No podía quedarse parado sin hacer nada después de casi ahogarse por culpa de uno de esos terribles plásticos, así que salió al día siguiente a hablar con los hombres, los cuales quedaron muy sorprendidos al verlo.

Nadie sabía que una criatura como aquella existía y mucho menos que pudiese hablar su propia lengua, así que entre asustados y encantados decidieron escucharle. El Elasmosaurio parecía muy calmado mientras relataba a los humanos el daño que le estaban haciendo a los océanos. No fue fácil al principio y no todos quisieron escuchar, pero el Elasmosaurio hizo que llegaran a un acuerdo y, finalmente, humanos y animales  limpiaron juntos los océanos.

El gran Elasmosaurio, por primera vez tras mucho tiempo, pudo nadar en un océano limpio junto a sus amigos, saludar a los peces y relajarse y sentirse bien en aguas limpias y cristalinas. Eso sí, el océano seguía siendo para todos, animales y hombres, y juntos pudieron convivir en armonía y nadar en aguas limpias. De vez en cuando los bañistas contaban con una visita muy especial, pero solo aquellos que salían al agua cuando el sol comenzaba a brillar…como le gustaba al increíble y tenaz Elasmosaurio.

¡Disfruta ahora con la canción del Elasmosaurio!


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