Mi juguete es un dino de verdad

Mi juguete es un dino de verdad

Mi juguete es un dino de verdad

 

Si había en este mundo un niño al que le gustaran los dinosaurios más que cualquier otra cosa, ese sin duda era Raúl. Le gustaban tanto los dinosaurios que en su habitación tenía muchas cositas de toda clase con feroces dinosaurios, incluso sus sábanas, camisas y zapatos estaban estampados con estos impresionantes animales. Pero de entre todas sus cosas increíbles, lo que más amaba Raúl era su juguete Troodon, un muñeco que parecía un pequeño reptil y que, según los científicos, fue un dinosaurio que tenía la inteligencia de un perro.

Para Raúl eso significaba que su Troodon podría ser perfectamente su mascota, si fuera real, aunque tristemente se habían extinguido hacía tantísimos años que nadie había visto ninguno vivo. Así, todas las mañanas, el pequeño Raúl se llevaba su muñeco a la escuela y jugaba con sus amigos, y tras volver a casa le contaba a mamá lo mucho que le gustaría que su juguete fuese real:

― ¡Sería tan divertido! Y podría salir con Troodon al parque y tirarle ramas para que me las trajera de vuelta, como hacen los perritos―comentaba Raúl muy contento―, e incluso podríamos construirle una casa de mascotas para él solito.

― Sería muy divertido, sí hijo, es cierto ―le contestaba su mamá asombrada por su gran imaginación.

 

Cuento Mi juguete es un dino de verdad

 

Pero los juguetes no estaban vivos y los dinosaurios ya no existían, así que iba a ser difícil…o eso era lo que creía Raúl, porque lo cierto es que una mañana cualquiera se hizo real lo impensable y el pequeño se despertó junto a un hocico pequeño:

― Cinco minutos más, mamá… ―dijo Raúl antes de levantarse y sin haber abierto los ojos, un poco asustado tras escuchar el sonido de una pila de juguetes cayendo…― ¿Quéeeeeee? ¡Oooh, hola, Troodon!

Sí, su muñeco de dinosaurio, que antes era del tamaño de un teléfono móvil, ahora era más alto que él y completamente real, tanto, que su mamá cuando entró en la habitación (pues también se había asustado al escuchar el ruido) comenzó a pegar gritos despertando a los demás de la casa.

― Mamá, no te asustes, es Troodon ―dijo riendo Raúl mientras abrazaba a su dinosaurio―. Creo que tiene hambre, así que hay que comprar comida para perros, de esos que son bien grandes.

Cuando mamá se dio cuenta de que el dinosaurio olisqueaba alegremente a su niño y movía la cola, se sintió un poco más tranquila, aunque estaba confundida de que hubiera un dinosaurio real en la casa. Raúl, en cambio, estaba muy contento de que su deseo se hubiera hecho realidad y no podía esperar a contárselo a sus compañeros de clase. ¡Seguramente todos querrían ver a su nueva mascota! Así que, tras comprarle una deliciosa comida a su dinosaurio, se despidió muy feliz antes de ir al cole, deseoso de compartir la noticia con sus amigos, quienes no pudieron creer lo que decía Raúl:

― Y es que cuando deseas las cosas se vuelven realidad ―explicó Raúl con mucha paciencia a sus compañeros―, incluso aunque parezca descabellado, solo debes creer en ti mismo y en que las cosas pueden ser posibles.

Después, al terminar las clases del día, todos los amigos fueron a casa de Raúl y comprobaron que el dinosaurio era real y muy juguetón, por lo que todos le cogieron cariño rápidamente. Y así fue como Troodon se volvió la mascota más famosa de su salón de clases, y desde ese día se quedó para siempre con Raúl, el niño que más amaba a los dinosaurios en el mundo entero. Sin duda, el colegio de Raúl jamás había tenido un miembro tan extraordinario. Y qué razón tenía el pequeño…¡su juguete sí que era un dinosaurio de verdad!

 

Cuento infantil Mi juguete es un dino de verdad


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