Cuento infantil: Aunque estemos separados
Pipe era un niño muy bueno y también muy obediente casi siempre, pero una mañana de marzo no quería escuchar a su mamá. Aquel día, al recogerle del cole, le dijo que se despidiera de sus amiguitos porque ya no iba a haber más cole y no podrían verse ni jugar.
Pipe no podía entender que todas las mañanas mamá le regañara por hacerse el remolón y no querer salir de la cama para ir al cole, y ahora le dijese que no iba a ir más, al menos durante un tiempo.
Pero aquello no era todo, no. Lo peor es que también le dijo que tendrían que estar en casa unos cuantos días sin poder salir: él, papá y mamá.
- Pero entonces…- se preguntaba Pipe – ¿Cómo veré al abuelo? ¿Cómo jugaré al fútbol con mis amigos?
- No podrás, pero podremos hacer muchas otras cosas juntos y hablar por teléfono con todos ellos siempre que quieras.
- Pero yo no quiero eso, yo quiero verles y pasármelo bien. Quiero salir al parque con los abuelos y que me llenen de besos y abrazos, de esos que a veces me estrujan. ¿Tampoco puedo dar besos y abrazos?
- No, no podrás, Pipe. – Contestó la mamá de Pipe con cara de tristeza y resignación.
Muy enfadado, Pipe salió corriendo hacia su cuarto:
- ¡No pienso salir de aquí más! ¡Ni siquiera cuando me lo digáis!
Pero Pipe sí salió, y es que al caer la noche sonó el teléfono en casa. Era el abuelo y a él nunca sabía decirle que no.
- ¿Por qué no vienes, abuelo? Podríamos jugar un ratito, he sacado algunas cosas.
- ¿Te acuerdas de aquél cuento que te leí una vez, en el que un pirata luchaba contra un enemigo invisible?
- ¡Sí! Era como un fantasma malvado que quería atacar a toda la gente de su pueblo, y todos tuvieron que refugiarse en sus casas hasta que el fantasma se aburrió y al fin se marchó. ¡El pirata les salvó a todos avisándoles a tiempo!
- Pues ahora tenemos que hacer todos caso a ese pirata, porque un enemigo invisible ha venido hasta aquí.
- ¿Y cómo lo haremos?
- Pues primero tendremos que estar en casa, salvaguardándola y cuidándonos mucho. De esta forma ignoraremos al fantasma y seguro se cansará.
- Pero… ¿cómo hacían en el pueblo del pirata para saber que toda su gente querida se encontraba bien?
- Cantando, como los gallos. ¿Te acuerdas lo que nos gustaba escuchar el canto del gallo por la mañana en verano cuándo estábamos en el pueblo?
- ¡Sí! ¡Me encantaba! Porque me animaba a despertarme y a vivir el día con mucha alegría.
- Pues eso es lo que haremos. Así los demás nos escucharán y también se pondrán contentos, aunque estemos separados.
Tras despedirse de su abuelo, Pipe no podía esperar a que se hiciera de día. Y cuando por fin llegó…
- ¡Kikirikíiiiiiii! ¡Kikirikíiiiiii!- Comenzó a cantar Pipe por la ventana del salón de su casa.
Sus padres, que no sabían nada de ese misterioso plan que había preparado con el abuelo, se quedaron atónitos. Pronto más vecinos se asomaron, asombrados por la ocurrencia de aquel niño, y se fueron uniendo a él desde las demás ventanas y casas de alrededor. Tal vez aquél “kikirikí” no hubiera significado demasiado cualquier otro día, pero en aquel momento lo significó todo.
Y así lo hicieron durante un buen tiempo, casa por casa, todos los vecinos de Pipe. Al llegar el día o la noche, según cada cual, sonaban los cánticos desde las ventanas para saludar a los vecinos y desafiar al fantasma malvado invisible. No importaba la hora, porque un gallo siempre sabe cuál es el mejor momento para cantar y animar a los demás. Al canto pronto se sumaron la música y las sonrisas, y también la esperanza. Y así todos iban pasando las horas encerrados en sus casas, mientras el enemigo invisible se debilitaba cada día un poco más, aburrido de no ver nunca a nadie en la ciudad a quien molestar.
¡Qué feliz se sintió Pipe al ver que el plan que había tramado con su abuelo funcionaba y hacía tan feliz a la gente! Jamás se habían abrazado las personas de una forma así de intensa y bonita como en aquel tiempo, creando un hilo invisible tan, tan fuerte, que ni el peor de los enemigos hubiera podido romper jamás.
Muchas gracias por compartir este bonito cuento.
Me encantó este cuento, gracias por el mensaje
me encanto el cuento muy lindo
Me encantó
Hermoso cuento
Que bonito cuento
Me podrían decir quien es el.autor del cuento Aunque estemos separados y el del El dragón Misterioso por favor
Hola dulce, la autora es Almudena Orellana Palomares. Un saludo!
Hermoso cuento, especial para explicar a los peques lo que estamos viviendo en estos momentos! Gracias ❤
Hermoso cuento, sirve muchisimo para explicar a los peques estos momentos que estamos viviendo! Gracias ❤
Gracias por compartirlo. Un gran relato para explicar a los niños estos momentos que estamos viviendo. Mil gracias
Gracias por este cuento!!!
Soy bibliotecaria y realicé un PowerPoint para enviarles a los alumnos de inicial!
Buenas noches hay algún pdf para descargar el cuento??
Hola Pamela, lamentablemente no los tenemos para descargar en PDF. Un cordial saludo.
podrias compartirme tu power point? para contarle a mi hijo y sobrinos!
Me encantó este cuento……especial para este tiempo que estamos atravesando…Gracias por publicarlo….se los pasaré a mis niños para que sus papis lo lean…Gracias.
Necesito el Autor o autores:
Casa editora:
Fecha de publicacion
Para un trabajo de CDA me piden 10 cuentos para niños y este es perfecto. Gracias
¿Conseguiste el autor? y la editorial? Me encantaría compartir este pequeño cuento con mis estudiantes y darles detalles
Muy lindo el cuento,se los enviaré a mis alumnos. Gracias
Muy bonito
Gracias por compartir
Que bonito y educativo el cuento
Pues que había un niño que su madre le dijo que ya no iría al colegio por un tiempo ni podría ver a sus abuelos ni salir de casa, el niño Pipe se enfadó pero luego habló por teléfono con su abuelo y él le contó que había un fantasma invisible y por eso debían estar en casa sin salir,para saber que estaban bien cada día cantarian como el gallo por la ventana, los vecinos también lo hicieron y finalmente vencieron al enemigo el fantasma invisible. En el cuento sucede como a nosotros ahora con el coronavirus, que tenemos que estar en casa para vencerlo.