Cuento enviado por Juan Ignacio Hartwig, de 8 años, natural de Oberá-Misiones, Argentina. ¡Muchas gracias! ¡Cuánta creatividad!
Quiero ir a la Luna
Había una vez un niño que se llamaba William. Vivía con su mamá y su papá y era un niño muy curioso e inteligente. Dormía solo en su habitación y le encantaban las películas del espacio. Un día de cuarentena se levantó muy temprano y pensó: “¿Cómo sería estar en la Luna? ¿Estará llena de alienígenas? Mmm… ¡hay que averiguarlo!”
- Mamá, quiero ir a la Luna- Dijo William.
- ¿A dónde? ¿A la Luna? No hijo, a la Luna solo van los astronautas.
- Vaya, qué lástima… yo quería ir.
Y se encerró en su habitación un poco triste por no poder ir a la Luna y se quedó dormido pensando en cómo sería.
A la media noche una luz iluminó su habitación y William, muy despacito y con un poco de miedo, abrió los ojos. Junto a su ventana había una extraña criatura verde, muy flaquita y de cabeza enorme:
- ¿Qué? ¿Quién eres? – Dijo William con asombro.
- Soy un alienígena, me llamo Gogo y estoy aquí porque te necesitamos para una misión en el espacio. Mañana a media noche volveré para buscarte, pero no debes decirle nada a nadie, es una misión secreta. Hoy no te podemos contar más cosas, no podes hacer preguntas. ¡Prepárate y mañana en la nave te diremos todo lo que quieras saber!
- Pero, ¿yo? ¿Por qué? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo entraste en mi habitación?
- ¡Shhh! Ya te dije que sin preguntas. Mañana lo sabrás. Ahora duérmete y descansa que mañana tendrás una noche muuuy larga.
Gogo subió a su nave y rápido, como Flash, desapareció de la vista de William, que sin darse cuenta volvió a dormirse.
Al otro día se levantó y no estaba seguro de si había soñado o no realmente y aquel ser se había aparecido en la noche. Ante las dudas, dejó preparada una mochila con un tarro lleno de espaguetis que habían sobrado de la cena, por si tenía hambre en el espacio. También guardó una botella de agua, una pequeña linterna y un superhéroe de juguete que siempre le acompañaba.
William estaba tan cansado que se acostó y se durmió un ratito, y a la media noche otra vez la luz iluminó su habitación. Abrió los ojos y ahí estaba Gogo:
- ¿Estás listo? – Preguntó el extraño Gogo.
- Sí, por supuesto.
William pensó que esta sería una buena oportunidad para investigar cómo vivían los alienígenas en el espacio. Cuando subieron a la nave, William casi se cayó de la velocidad, ya que viajaron como un rayo, y en el viaje los seres extraños dijeron a William:
- Te necesitamos en el espacio. Habrá una lluvia de meteoritos y tendemos que salvar a la Luna, que es nuestra casa. ¡Solo tú puedes ayudarnos!
- ¿Y yo qué puedo hacer?
- Tú tienes poderes en el espacio, aunque no lo sabes porque nunca te hemos necesitado. Pero tú eres el único que puede salvarnos… ¡Eres nuestro rey!- Contestaron al unísono los extraterrestres.
Cuando llegaron a la Luna la lluvia de meteoritos ya estaba muy cerca. William un poco asustado pensó que él no podría resolver su gran problema, pero de repente unas extrañas ideas invadieron su mente. Organizó a los alienígenas y les dijo que este era un trabajo en equipo y que nada lograrían trabajando solos. Un grupo se quedó en la luna disparando a los meteoritos y el otro, dirigido por William, subió a la nave y desde muy cerca lanzó algunos rayos hasta destruir al meteorito. Entonces el meteorito se convirtió en pequeños pedacitos de piedras que cayeron sin lastimar a nadie.
Los alienígenas dejaron a William nuevamente en su habitación y le agradecieron por todo lo que había hecho y por enseñarles que todo se puede lograr si se trabaja en equipo y unidos. Nadie creyó las aventuras que William había vivido, pero él no se olvidó jamás de que, gracias a su ayuda, la Luna sigue brillando hoy todas las noches.
Que bonito cuento, gracias por compartirlo. Lo disfrutamos con mi hijo.
Hola q bn me agrada mucho por tí, se ven aspiraciones grandes, amén.
Ojala hubieran más niños como tú.
Chao.
´Posdata: te lo dice una docente.
Es muy interesante los cuentos infantiles; para mi especialmente que estoy trabajando con segundo grado de primaria.