El mejor regalo de Navidad

El mejor regalo de Navidad

Cuento navideño: El mejor regalo de Navidad

 

La Navidad es una época maravillosa, llena de magia, comida deliciosa y mucho amor en familia. Pero para Antonio la Navidad era su época favorita del año sobre todo porque todos sus primos se reunían en casa y podían jugar sin parar. Ese año era muy especial, porque también vendrían de visita los abuelos, y Antonio amaba hasta el infinito a sus abuelos, a los que consideraba sus personas favoritas en el mundo.

—Debo darle un hermoso regalo a la abuela María y al abuelo Carlos —Dijo Antonio a su papá unos semanas antes de Nochebuena.

—Pues piénsalo con tiempo para que compremos lo que quieras, ¡y no olvides a tus primos y tíos! —respondió papá dándole una achuchón a su pequeño—, hay que tener un detalle con todos por igual.

Muy contento, Antonio abrazó también a su papá y esa misma tarde salió con la tía Marta a comprar regalos al centro de la ciudad. Las calles estaban llenas de personas que iban y venían con paquetes, y el olor a chocolate y pino estaba por todas partes…, sobre todo en su corazón, porque el pequeño Antonio se sentía totalmente feliz y lleno de ilusión.

 

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Cuando el pequeño iba asomando su roja naricita por las tiendas, todas decoradas para la ocasión, se emocionaba más aun al imaginar lo sorprendidos que estarían todos al desenvolver sus increíbles sorpresas. Compró unos cochecitos pequeños para sus primos, daría uno a cada uno, y para su única prima encontró un libro para colorear que sin duda le encantaría. A sus tíos decidió regalarles bombones de chocolate, a mamá un adorno de cristal para su bonita habitación, a su abuela María unas agujas para tejer jerséis calentitos y mulliditos, y a su abuelo Carlos un par de calcetines de su equipo de fútbol favorito. Antonio no tenía mucho dinero, pero había pensado tan bien en sus regalos que estaba convencido de que no iba a fallar.

Al llegar a casa corrió a su habitación para guardar los regalos en pequeñas bolsitas y hacer cartas de felicitación escritas a mano, en las que pensaba decir a cada uno de sus familiares cuanto los quería. La felicidad en Antonio no hacía más que crecer y crecer, porque le hacía sentirse muy bien dando regalos a los demás y viendo sus rostros…sin duda era la parte favorita de las fiestas para él, con todo lo pequeñito que era. Y así los días de espera se pasaron muy pronto y al fin lelgó el tan esperado día de Navidad. Así, llegado el día, Antonio fue entregando poco a poco cada uno de los paquetes a sus dueños mientras sonreía feliz ante la emoción que todos mostraban, tocando y descubriendo cuáles eran sus regalos. Tras entregarlos todos, mamá hizo una pregunta muy importante:

— ¿Dónde está el regalo de papá? —Y en ese momento Antonio se dio cuenta de que había olvidado completamente darle algo a su querido papá, y quiso echarse a llorar mientras se disculpaba.

Y papá, que era muy bueno y paciente, cogió a su niño y lo sentó sobre su regazo para limpiar sus lágrimas mientras parecía querer decirle algo importante:

—Los regalos de Navidad no son importantes, hijo —explicó papá revolviendo el cabello de su niño—, y yo dejé que los compraras porque te hace mucha ilusión, pero la Navidad es mucho más que eso. Se trata de pasar tiempo en familia y de crear hermosos recuerdos, de compartir y de quererse. Por eso el mejor regalo que hay en el mundo ya me lo has dado, que es estar aquí conmigo, confiarme tus secretos e ilusiones y llenar mi corazón con tus bonitos gestos.

 

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—Entonces ese el verdadero sentido de la Navidad, unir a las personas… ¿a que sí? —Dijo Antonio todavía sorprendido por las palabras de su padre— ¡Te quiero mucho, papá!

—Te quiero mucho, hijo —Respondió papá abrazando a su niño, completamente emocionado.

Y al abrazo se unió mamá, y luego los pequeños primos, los abuelos y los tíos. Y cuando menos lo esperaron…la familia entera estaba dándose un enorme abrazo de grupo, felices de tener el mejor regalo de Navidad, que era ser tan dichosos y tener una familia tan bonita y unida. ¿Se puede pedir más?


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