El Cryptoclidus fue una de las criaturas marinas de dinosaurios más comunes, y sin duda una de las más interesantes también. Cryptoclidus tenía una extraña estructura para ser una especie marina: no tenía aletas como la mayoría de las formas de vida del océano, sino paletas, al igual que una tortuga. Por lo tanto, se podría asumir que no nadaba en realidad, sino que se movía con bastante gracia por el agua, como si estuviera volando como un pájaro.
Tenía también un cuello bastante largo, como el Brachiosaurus, por lo que podía agarrarse a los peces con la ayuda de sus dientes puntiagudos sin demasiados problemas. Debido a la forma y al ángulo de sus dientes, los científicos creen que existe una gran posibilidad de que habitase en aguas poco profundas y que cavase mucho en la tierra. El Cryptoclidus se confunde a menudo con Nessie, ese monstruo de leyenda al que se sitúa en el Lago Ness, uno de los misterios más populares del mundo procedente de Escocia.
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