El yogur es un producto lácteo muy versátil. Es delicioso, es bueno para nuestro sistema digestivo y se puede usar de varias maneras en el mundo de la cocina. ¿Sabías que el yogur comenzó a producirse hace unos 4.500 años? Los humanos de entonces necesitaban ya fabricar yogur porque era una forma de conservar la leche (¡no había neveras!). Es decir, que el yogur es el resultado de la fermentación bacteriana de la leche. En el proceso de fermentación, las bacterias consumen el azúcar de la leche, la lactosa y producen ácido láctico.
A través de este experimento sencillo podremos estudiar los microbios y microorganismos y ver cómo pueden convertir la leche en yogur.
Materiales que necesitaremos
- Sartén.
- Leche
- Contenedor limpio.
- Ropa limpia.
- Yogur natural con microbios vivos.
- Una cuchara.
Pasos para llevar a cabo el experimento
- Vierte un poco de leche fresca en una sartén.
- Con la supervisión de un adulto, hierve la leche.
- Deja que la leche se enfríe a una temperatura tibia.
- Vierte la leche en un tazón limpio.
- Agrega una cucharada de yogur natural (con microbios vivos) a la leche.
- Cubre el recipiente con un paño limpio y déjalo varios días a temperatura ambiente.
- Verifica en un par de días y verás que los microbios han convertido la leche en yogur.
¿Qué ha ocurrido?
La precipitación de las proteínas de la leche por los ácidos de fermentación es el principio por el cual se producen productos lácteos cultivados, como el yogur o la crema agria.
Alimentos hechos por fermentación
Los microorganismos son necesarios para la producción de muchos de los alimentos que consumimos habitualmente. Por ejemplo, la levadura se usa para la fabricación de pan, vino y cerveza, y se necesitan bacterias para hacer yogurt, queso o salchichón. Incluso los hongos o mohos son útiles, porque están involucrados en la fabricación de ciertos quesos, o en la salsa de soja y otros ingredientes alimenticios.
Pero, ¿qué hacen realmente estos microorganismos en los alimentos? En su mayor parte su papel es bastante simple: fermentan azúcares simples (para obtener energía) y producen productos finales metabólicos que contribuyen al sabor, la textura y otros aspectos generales del alimento. Estos productos finales suelen ser ácidos, como el ácido láctico, el etanol o gases como el dióxido de carbono.
Entonces, ¿sabrías decir qué tienen en común los pepinillos, el pan, el yogur, el vino, la cerveza y el queso? Pues todos estos alimentos están hechos por fermentación. Cuando fermenta un alimento, fomenta el crecimiento de microorganismos “buenos” en él, al tiempo que previene el crecimiento de microorganismos que causan deterioro. Hacer esto con éxito puede requerir ingredientes especiales y condiciones cuidadosamente controladas, como la temperatura y el pH. Al comer partes del alimento sensibles al deterioro y al liberar productos químicos como “subproductos”, los microorganismos ayudan a preservar la comida y a cambiar su sabor y su textura de maneras interesantes.
A continuación te describimos el proceso de fermentación de muchos de los alimentos que ves cada día a tu alrededor:
- Vegetales en escabeche. El vegetal está empapado en salmuera, lo que permite el crecimiento de bacterias que comen los azúcares del vegetal y producen ácido láctico de sabor agrio.
- Las levaduras, agregadas a las uvas trituradas, comen los azúcares de las uvas y producen alcohol.
- Las levaduras, agregadas a la masa, digieren los azúcares (derivados de los almidones en la masa) y producen dióxido de carbono, lo que hace que la masa se eleve.
- Las bacterias de la leche digieren el azúcar lactosa de la leche y producen ácido láctico, que actúa con el cuajo enzimático agregado para cuajar la leche. La persona que hace el queso drena el suero y compacta la cuajada, que varios microbios luego maduran en un queso en un proceso muy similar al del yogur.
Es muy buena la información