FÁBULA CORTA: Los dos gallos | Bosque de Fantasías

Los dos gallos

Los dos gallos

Fábula: Los dos gallos

 

Había una vez una granja muy bonita, verde todo el año y llena de animales que vivían muy felices en su hogar. Las vacas siempre estaban pastando en los grandes campos y las ovejas dormían largos sueños cálidos bajo el sol de la mañana. En este lugar también vivían dos gallos con grandes crestas y plumas brillantes, compartiendo el gallinero sin que nunca hubiera ningún problema, pues el espacio era grande y no había razón alguna para pelearse. Sin embargo, un día todo cambió en el gallinero de la hermosa granja…

El granjero había pensado que el gallinero estaba un poco vacío, así que trajo con él a una bella gallina, altanera y con plumas tan blancas como las nubes de verano. Bastó una sola mirada para que los dos gallos se enamoraran perdidamente de la gallinita. De pronto, la paz que abundaba en el gallinero desapareció y el silencio fue reemplazado por discusiones constantes entre los dos gallos, que se volvieron rivales compitiendo todo el tiempo por el amor de la gallina.

Fábula Los dos gallos

Así, se pasaban el día empujándose y cacareando, intentando que la gallina se fijara en alguno de los dos. Cuando estaban cerca de su amada, ambos eran muy caballerosos y colmaban a su gallina preferida con todos los regalos más increíbles que se podían desear, por lo que inevitable que la gallina no pudiera decidirse por ninguno de los dos gallos, pues parecían tan magníficos, y no estaba lista para tomar una decisión. Y como la gallina no podía decidirse, los dos gallos, muy impacientes, decidieron arreglar el asunto ellos mismos:

  • Te reto a un duelo por el amor de la gallinita− propuso uno de los gallos.
  • ¡Por fin tu cabeza dura produce una buena idea!− se burló el otro gallo antes de aceptar el enfrentamiento.

Al enterarse de la pelea, todos en la granja corrieron a mirar el gallinero. Sin duda los dos eran gallos muy bravos y muy fuertes, por lo que no sabían quién podría ganar aquella absurda pelea, aunque estaban muy ansiosos por ver el resultado.

Y con el mugido de una vaca la pelea comenzó: los picotazos se iniciaron y las plumas volaron de un lado a otro. Era una pelea muy igualada, pues ambos eran gallos muy fuertes, pero la resolución estuvo clara cuando uno de los gallos resbaló y fue picoteado por el otro. Tras esto, el gallo perdedor se fue al fondo del gallinero a llorar su pena y todos los demás animales volvieron a sus lugares habituales en la granja.

El ganador, muy arrogante, se puso a reír y fue en busca de la gallina para irse juntos a pasear. Era tan altanero y tenía tantas ganas de alardear de su triunfo, que se subió al techo para que incluso los vecinos de otras granjas supieran de su victoria. Pobre gallo desdichado, que no tuvo en cuenta que estar en el gallinero era muy importante para su seguridad, y que no se percató de que un buitre que pasaba por allí le escuchó alardear de su hazaña. Entonces, el buitre (que se encontraba muy hambriento) se lanzó hacia el gallo altanero, poniendo fin, lastimosamente, a toda su soberbia. De aquella pelea, solo quedaron las plumas del ganador flotando en el viento por los alrededores de la granja bonita.

Una lástima amiguitos, porque si el gallo no hubiera presumido tanto de ganar una horrible pelea, seguro se habría salvado, y es que más vale una humilde modestia que una amarga victoria.

Los dos gallos fábula


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