La colina de Wawel y el dragón

La colina de Wawel y el dragón

Leyenda polaca: La colina de Wawel y el dragón

 

Existe una vieja leyenda polaca que cuenta cómo, hace muchos siglos atrás, en las tierras que eran gobernadas por un antiguo príncipe, comenzaron a pasar unos sucesos de lo más extraños, sobre todo en las zonas cercanas a una gran colina llamada Wawel. Las personas del lugar no sabían explicar lo que estaba pasando, pero lo cierto es que poco a poco iban desapareciendo ovejas y nadie entendía la causa.

Así las cosas, los pastores no podían hacer más que contar día tras día las ovejas desaparecidas, hasta que no demasiado tiempo después, las personas también comenzaron a desaparecer. ¡Qué extraño era todo! ¡La gente se iba a dormir y al amanecer había camas vacías! De esta forma, el terror comenzó a apoderarse de los lugareños que vivían cerca de la colina de Wawel, pues muchos echaban en falta a seres queridos y el ganado comenzaba a escasear, amenazando a todos con una gran hambruna.

Pero un día, una mañana igual que otra cualquiera, el hijo de un pastor fue a caminar cerca de la colina de Wawel y se sorprendió al descubrir en su interior una enorme cueva, medio cubierta por grandes arbustos. Al mirar dentro, el chico sintió una sensación de miedo inevitable, pues se encontró nada menos que con un dragón gigante durmiendo allí plácidamente. Sus escamas parecían tan gruesas como los escudos de metal y sus alas eran más grandes que una casa… ¡Jamás había visto nada igual!

 

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El hijo del pastor sintió tanto terror que estuvo cerca del desmayo, pero finalmente reunió todo el valor que pudo para escapar y corrió hasta el pueblo más cercano, contando a todos los que veía su descubrimiento en la colina de Wawel. Entonces, cuando en su camino encontró un castillo, decidió ir a comunicárselo también al príncipe que vivía en él, e inmediatamente los soldados fueron convocados y el ejército se organizó para ir a luchar contra el dragón que dormía tranquilamente.

Las pisadas de decenas de hombres cargados con pesadas armaduras pusieron en alerta al dragón, que se despertó furioso de su sueño profundo y salió de la cueva expulsando grandes bocanadas de fuego que hicieron correr a los soldados muy lejos de allí. Sin duda, el dragón era demasiado fuerte y peligroso como para vencerlo fácilmente, por lo que el príncipe, al ver el fracaso de su ejército real, tuvo que hacer un decreto: «Aquel que consiga vencer al temible dragón que duerme en la colina de Wawel, obtendrá la mano de mi amada hija en matrimonio».

Aquella noticia sacudió completamente a los lugareños, y todos los hombres casaderos sacaron sus armas para ir en busca de la cabeza del dragón, pero ninguno volvió con vida. O así fue hasta que un zapatero, humilde y bien parecido, decidió darle caza al dragón que asolaba a los vecinos de la colina (dispuesto a hacerlo con su inteligencia y no con su fuerza) gracias a un plan infalible.

El hombre cogió la piel de una oveja y la llenó de azufre y alquitrán y, cuando el dragón dormía, dejó la piel en la entrada. De este modo, cuando el dragón despertó y descubrió la piel, no se lo pensó dos veces y se la comió, tras lo cual comenzó a sentir mucha sed. Muy nervioso y sediento, el dragón fue a beber agua y, cuando lo hizo, el agua que cayó en el estómago se fue mezclando con el azufre y con el alquitrán, haciéndole explotar por los aires.

 

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El plan del humilde zapatero había funcionado y el dragón desapareció dejando a la población al fin tranquila. El peligro había desaparecido de la colina de Wawel y el zapatero se convirtió en un auténtico héroe, enamorándose tiempo después de la hija del príncipe, con quien vivió una larga y próspera vida, pues también se enamoró de él.

En la actualidad dichas tierras reciben el nombre de Polonia, y donde estuvo viviendo el dragón Cracovia, y a lo largo y ancho de las mismas aún sigue contándose de padres a hijos la leyenda del feroz dragón de la colina de Wawel…y su afortunado final feliz.

 


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