El martillo de Thor

Leyenda nórdica: El martillo de Thor

En las profundidades de la tierra, vivieron una vez una serie de enanos famosos por sus excelentes trabajos artesanos hechos con forja. Pero aquellos hábiles duendecillos eran también muy conocidos por su destreza en la creación de objetos mágicos, sobre todo Brok y Sindri, dos de los más populares.

Un día, Brok y Sindri decidieron demostrar sus grandes habilidades artísticas participando en una competición de creación de distintos artefactos, y los dos se prepararon para fabricar toda una serie de regalos con los que pretendían ganarse a los dioses. Entonces, mientras trabajaban, uno de los enanos, Brok, se puso a fanfarronear frente al resto de participantes diciendo:

• ¡Buah! ¡Esos regalos no valen nada! ¡Mi hermano fabrica con oro y hierro cosas muchísimo mejores!
• ¡Pues si es así que lo demuestre!- Exclamó otro molesto ante tanta soberbia.

Y con la algarabía que se formó, los dioses no tuvieron otra opción que intervenir, para lo que eligieron como juez al astuto dios Loki, que se había ofrecido a arbitrar la competición para asegurarse de que todo fuera justo. Los enanos forjadores sabían que, si ganaban, recibirían un gran premio, por lo que todos se esforzaron lo máximo posible para poder impresionar así a todos los dioses.

Comenzada la competición, Brok y Sindri se fueron a su taller en las profundidades de la tierra para continuar su labor y, tras varios días, volvieron cargados con cosas maravillosas. El primero objeto fue un jabalí dorado llamado Gullinbursti, que podía viajar a gran velocidad. El segundo fue un anillo llamado Draupnir, que tenía la increíble propiedad de producir más anillos cada nueve noches. Y el tercer objeto fue un martillo, conocido como Mjölnir, que era el objeto más poderoso de todos, pues poseía el poder de controlar el trueno y el rayo, aunque solo el dios Thor, dios del trueno, podría empuñarlo con éxito.

A pesar de todos los obstáculos, pues el juez y dios Loki había intentado de todo para sabotear el trabajo, incluso convirtiéndose en mosca para picarles las manos y distraerles, Brok y Sindri consiguieron finalizar todo lo propuesto con éxito, maravillando a todos los dioses y participantes. Cuando todos los objetos estuvieron terminados, Loki los presentó ante los dioses y diosas, incluyendo a Thor, y, aunque Loki trató de convencer a los dioses de que los objetos de los enanos no eran tan maravillosos como parecían, lo cierto es que no lo consiguió, puesto que todos se habían quedado asombrados solo con verlos.

Finalmente, cuando llegó el turno de Brok y Sindri, presentaron en primer lugar su jabalí de oro, que brillaba más que el sol y podía correr por la tierra, el mar y el aire. Después sacaron el anillo maravilloso que, cada nueve noches producía efectos más y más hermosos, y para terminar, pusieron en las manos del dios Thor el poderoso martillo, diciéndole al unísono: “He aquí la que será tu gran arma, pues con ella vencerás siempre y nunca te abandonará”.

Y Thor tomó el martillo Mjölnir en sus manos, dándose cuenta de su increíble poder, y a partir de ese momento el Mjölnir se convirtió en el arma característica del dios Thor, un símbolo de fuerza vital para ayudarle en su lucha contra las amenazas que asolaban al resto de dioses y a la propia humanidad. Sin duda, ¡habían fabricado el mejor de los regalos! Y todos proclamaron ganadores a Brok y Sindri, a pesar de las tretas de Loki, y Thor los protegió para siempre con ayuda de su coraje y de su increíble martillo.