Los crisantemos amarillos

Los crisantemos amarillos

Leyenda infantil: Los crisantemos amarillos

 

En una nación muy lejana, en la que nacía el sol, una pareja dio a luz a un niño muy sano que tenía los ojos de mamá y el cabello de papá. La familia entera estaba muy orgullosa de ese nacimiento, sin embargo, cuando el niño cumplió los dos años se enfermó fuertemente, cosa que nunca antes había ocurrido. Los padres angustiados visitaron al médico del pueblo y le suplicaron que curara a su único hijo, pero aunque el medico recetó medicinas e hizo todo lo que estuvo en sus manos, el niño continuo empeorando día a día.

Así, la madre veía cómo cada anochecer su pequeño perdía la vitalidad, volviéndose más pálido por la enfermedad y la fiebre. Todo esto la llenaba de una profunda desesperación, pues no encontraba manera alguna de que su hijo sanara. Por eso, cuando una amiga de la familia le recomendó visitar al gran anciano que vivía en las profundidades del bosque, la madre estuvo dispuesta a intentarlo. Se rumoreaba que aquel hombre conocía todas las hierbas del mundo y sus usos, por lo que era capaz de curar cualquier enfermedad.

 

la leyenda de los crisantemos amarillos para niños

 

Con un beso, la madre se despidió de su hijo y su esposo, adentrándose después en el denso bosque en busca de aquel sabio. Caminó por laderas verdes y caminos serpenteantes, a veces subiendo y otras veces bajando, hasta que sus pies la llevaron directamente a las puertas de una humilde casa, donde un hombre con barba parecía estar esperándola desde hacía tiempo:

  • ¿Qué has venido a buscar en las profundidades del bosque, mujer? − Preguntó el sabio.
  • Mi hijo ha enfermado, sabio. Hemos intentado que se cure sin parar, pero con cada día que acaba, parece que su luz se va apagando un poco más –respondió la mujer con los ojos llenos de lágrimas−. He oído que usted, gran sabio, conoce todas las hierbas medicinales del mundo y que podría ayudarme.
  • Lo que le han dicho sobre mí no es cierto, no puedo curar enfermos −aseguró el sabio peinando pensativamente su barba−, pues mi único don es saber cuántos días va a vivir una persona.

La mujer, angustiada, preguntó por la vida de su niño y el viejo amablemente le indicó:

  • Pero lo cierto es que la naturaleza tiene el poder de decirlo mejor que yo. Explora el bosque, busca una flor amarilla y tráemela −explicó el anciano−. Tu hijo vivirá los mismos días que tarden los pétalos de esa flor en caer.

Entonces la mujer comenzó a recorrer el bosque nuevamente y encontró en una pequeña colina un arbusto de flores del que tomó una pequeña flor de cuatro pétalos.

 

leyenda asiática de los crisantemos amarillos

 

Con amargura, al recordar que cada pétalo supondría un día para su hijo, decidió cortar la flor con delicadeza y dividió cada uno de ellos en miles de partes, como si de una figura de origami se tratara, y a continuación se la llevó al sabio. El hombre, al mirar la flor en las manos de la mujer, sonrió con alegría:

  • Solo una madre podría ser tan ingeniosa y tenaz como ha sido usted. Como te he dicho, tu hijo vivirá los mismos días que tarden los pétalos en caer, y como son ahora miles de pétalos, tu hijo vivirá miles de días para crecer, casarse y tener a su vez muchos hijos también. Ahora lleva esa flor al campo y entiérrala, teniendo la seguridad de que al volver a casa ahí te esperará tu hijo −dijo el sabio muy seguro despidiéndose de la mujer.

Cuando volvió a su casa, la mujer descubrió a su hijo totalmente recuperado y feliz, y así, los días y los meses pasaron convirtiéndose en años, y su hijo se hizo mayor convirtiéndose en un joven sano y fuerte. Entonces, enormemente agradecida, la madre del pequeño volvió a visitar al sabio en las profundidades del bosque una mañana, para poder así darle las gracias por todo, pero en lugar de su casa se encontró un hermoso un prado lleno de flores amarillas con miles de pequeños pétalos, iguales a los de la flor que ella misma había cortado tiempo atrás.

Se dice que, desde aquel entonces, los crisantemos tienen más pétalos que estrellas hay en el cielo, y simbolizan la suerte y la salud, así como el amor que profesamos por los otros.


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1 Comentario

  1. Marialuisa

    Hermosa historia, gracias por compartirla!!

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