Ares era el dios de la guerra en la mitología griega, y era conocido por su violencia y sed de destrucción y era hijo de Zeus y de Hera.
Hera, esposa de Zeus, dios del cielo y del trueno, celosa un día por el amor que sentía Zeus por su hija Atenea, pensó en tener un hijo con Zeus que fuese aún más poderosos y hermoso que Atenea. Entonces una noche decidió visitar el templo de Cloris, diosa de las flores y la fertilidad, quien le aconsejó viajar a los campos de Oleno para buscar una flor roja.
Entonces Hera, siguiendo su consejo, se dirigió a dichos campos para buscar la flor roja (que en lugar de una flor era en realidad el dios Zeus, que había adoptado esa forma de flor), y al encontrarla la colocó sobre su regazo y tras ese mismo momento nació el dios Ares.
Ares, el dios indomable
Ares desde pequeño mostraba un carácter indomable y caprichoso, y según iba creciendo se volvía cada vez más cruel y violento, lo que le hacía poco popular entre los demás dioses del Olimpo. Pero conozcamos a continuación algunas de sus muchas historias. ¿Estarían los demás dioses en lo cierto? ¿Era el dios Ares un dios malvado y peligroso?
Ares en la Guerra de Troya
Ares, fiel amante de las guerras, formó parte de los dos bandos que hubo en la guerra de Troya. Primero decidió estar junto a Atenea y Hera, su madre, favoreciendo a los aqueos (un pueblo griego) y luchando junto a Aquiles, pero luego convencido por Apolo y Afrodita se pasó al lado de los troyanos y luchó en favor de Paris.
En la lucha, Diomedes (luchador de los aqueos) vio a Ares luchar junto al troyano Paris, y sorprendido ordenó a sus soldados que se retirasen de la batalla. Hera, al estar en desventaja con la retirada, pidió a Zeus que interviniera alejando a Ares del campo de batalla, y en ese momento Ares atacó a Diomedes, que gracias a la ayuda de Atenea logró salir ileso. Rápidamente, Diomedes respondió al ataque de Ares lanzándole una pica, que dirigida por Atenea logró dejar mal herido a Ares, logrando que se tuviera que retirar finalmente para curar sus heridas.
Ares y Afrodita
Ares solía tener muchos amores, pero su preferido era el de Afrodita porque era la única que lograba dominar sus carácter. Afrodita era la esposa de Hefesto, dios del fuego y de la metalurgia, pero ella no le amaba porque había sido obligada a casarse con él.
Entonces, cada vez que Hefesto se ausentaba Afrodita era visitada por Ares, hasta que un día Helio (dios del sol que todo lo ve) los descubrió. Este, escandalizado, corrió a confesarle a Hefesto lo que había visto y este, enojado, decidió tenderles una trampa. Así, creó una red tan fina que era casi invisible pero muy poderosa y que tenía el poder de inmovilizar todo lo que tocara. El plan era esperar el encuentro de Ares y Afrodita para atraparlos con la red, y lo cierto es que Ares y Afrodita no tardaron mucho en volver a encontrarse, cayendo presos de la red de Hefesto, que decidió llamar a todos los dioses para que fuesen testigos de la infidelidad. Tras esto, los dioses juzgaron a Afrodita y a Ares decidiendo liberarlos solo si prometían no volver a verse. Y lo cierto es que Ares y Afrodita aceptaron, pero al ser liberados huyeron juntos rompiendo lo acordado.
Ares y Adonis
Cuenta una de las leyendas que Adonis era un hombre mortal muy hermoso que amaba cazar, y su belleza era tan divina que dos diosas como Perséfone y Afrodita compitieron por su amor. El muchacho, sin embargo, nunca tuvo ojos para Perséfone, pues Adonis siempre prefirió a Afrodita, lo que ocasionó la furia de Perséfone que, herida, planeó acabar con Adonis con la ayuda de Ares.
Así, un día, Perséfone se apareció frente a Ares para alimentar su furia, contándole que un simple mortal llamado Adonis le estaba robando el amor de Afrodita, que era la madre de sus hijos y su gran amor. Entonces el caprichoso e impulsivo Ares, se transformó en un jabalí salvaje para adentrarse en los bosques esperando que Adonis saliera a cazar. Y como este era amante de la caza, finalmente salió, y en ese momento Ares lo embistió con los colmillos de jabalí hiriéndole de muerte.