El dios Neptuno

El dios Neptuno

Uno de los más poderosos dioses de los romanos era Neptuno (Poseidón en la mitología griega), que era el hermano mayor de Plutón y de Júpiter. Al igual que ellos, era hijo de Saturno (el dios de la agricultura y de las cosechas) y de Ops (la diosa de la fertilidad y de la abundancia).

Cuando Saturno murió, todo su gran poder quedó dividido entre sus hijos: Júpiter reinaría sobre el cielo y la tierra, Plutón reinaría sobre el inframundo y Neptuno reinaría sobre el misterioso mar.

Es por esto que Neptuno fue el dios del mar y, en cuanto a sus símbolos, el más famoso es el tridente junto a los colores blanco y azul.

 

El mundo plano de los romanos

 

No siempre hemos sabido que el planeta tierra es redondo, puesto que hubo un tiempo en el que se pensó que vivíamos en un mundo que era plano. Es decir, que en vez de saberse que es una gran “pelota”, como se puede ver en los globos terráqueos, se creía que era más bien como un cuenco lleno de agua en el que flotaba la tierra.

Así que, si el mundo era plano, lo único que sostenía la tierra que pisamos era… ¡el mar! Y por lo tanto, Neptuno (que era quien gobernaba el mar) tenía la importante labor de mantener la tierra a flote. Sin embargo, Neptuno era un dios muy gruñón, por lo que cuando se molestaba causaba desastres naturales, motivo por el que los romanos se cuidaban mucho de que Neptuno estuviese contento, no fuera a ser que se enojara y pasara una tragedia.

 

imagen de neptuno

 

El reino de Neptuno

 

Se dice que Neptuno vivía en las profundidades del océano, donde había grandes castillos dorados, pero que nadie podía conocer ya que era un reino oculto.

En el fondo del mar todas las criaturas marinas estaban a las órdenes de Neptuno, quien con su tridente hacia crecer las olas o que brotaran manantiales de la tierra. Esto se creía en época de los romanos, sí, y cuando Neptuno se molestaba, desde las profundidades del océano hacía que ocurrieran terremotos y grandes tsunamis.

Por eso para los romanos Neptuno era un dios muy poderoso, y se lo imaginaban muy fuerte, siempre sobre grandes caballos o sobre criaturas marinas como los delfines, que a veces le servían de montura.

 

NEPTUNO

 

La esposa de Neptuno

 

La esposa de Neptuno fue Salacia, diosa de las aguas marinas. Pero como Neptuno era muy gruñón y Salacia más bien tímida, ella no aceptó casarse con él en primer lugar y desapareció, escondiéndose en el océano Atlántico.

Esto entristeció mucho a Neptuno, pero como era muy inteligente, hizo que uno de sus súbditos delfines fuera a donde se encontraba Salacia y la convenciera de casarse con él. Así, la tímida Salacia terminó por aceptar casarse con Neptuno, y tan contento estaba el dios del mar por la labor del delfín que le otorgó como recompensa un lugar en los cielos, donde hoy en día se encuentra la constelación Delphinus (que significa delfín).

Los romanos creían que Salacia representaba todo aquello que era apacible en el mar, mientras que Neptuno (al ser tan malhumorado) representaba la tempestad. Afortunadamente su esposa era tranquila, y gracias a ella el mar podía permanecer en calma durante más tiempo, porque su amor siempre apaciguaba el mal humor de Neptuno.

De la relación con Salacia, Neptuno tuvo 3 hijos, de los cuales el más popular fue Tritón, que era mitad humano y mitad pez… ¡como la sirenita! Pero a su vez Neptuno también tuvo otros hijos, todos siempre relacionados con el mar, tan profundo y misterioso a veces y otras tan calmado e implacable.

 


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