El cinematógrafo es un invento que nació en el año 1895 de manera oficial y de la mano de unos hermanos franceses llamados “Auguste y Louis Lumière”. Aquel invento de finales del XIX, durante la Edad Contemporánea, marcó los inicios del cine tal y como lo conocemos hoy en día, y por eso es también uno de los más importantes del mundo. Pero, ¿qué es exactamente un cinematógrafo? Pues una máquina capaz de grabar imágenes en movimiento y de proyectarlas después para poder ser vistas por muchas personas a un mismo tiempo.
Pero no solo grababa imágenes en movimiento gracias a la existencia de una manivela con la que contaba y las proyectaba después, sino que el cinematógrafo era capaz de llenar todo un espacio grande de magia y con una ligereza y sencillez asombrosa, como ocurrió en la proyección de la primera película al público, llamada “La salida de los obreros de la fábrica Lumière”, que hechizó a todos cuanto la vieron, inaugurándose con ella el inicio de la magnífica era del cine.
La fantasía de los hermanos Lumière
Los hermanos Lumière eran dos inventores llenos de ingenio y de creatividad, capaces de hacer magia con su inteligencia y con sus ganas de trabajar y de sorprender al mundo. Aunque su pasión por lo creativo era normal, pues formaban parte de una familia que siempre había estado involucrada en el mundo de la fotografía. Incluso su propio padre disfrutaba haciendo experimentos visuales y creaciones únicas, por lo que los hermanos Lumière crecieron rodeados de fotos y de cámaras por todos lados, lo cual era un oportunidad verdaderamente anómala y única en aquellos tiempos para una familia.
Pero toda aquella inspiración daría sus frutos, haciendo crecer una curiosidad y unas ganas de aprender en Louis y en Auguste dignas de aplauso. Así, aprendieron mucho de grandes inventores, como de Thomas Edison, y en particular de su “kinetoscopio”, que servía para ver imágenes en bucle, como en forma de carrusel, pero que no podían aún proyectarse fuera. Y esa imposibilidad del kinetoscopio de proyectarse más allá, fue la que hizo que los hermanos buscasen y trabajasen arduamente en un invento más avanzado, capaz de hacer que aquella fantástica experiencia pudiera compartirse con los demás y volverse colectiva.
Los orígenes del cinematógrafo
El kinetoscopio nos demuestra que, antes del cinematógrafo, ya hubo otros inventos capaces de atrapar imágenes para ponerlas en movimiento, aunque tan solo pudieran ser experiencias individuales y no colectivas. Otros inventos con esa mecánica fueron el llamado “zootropo” o el “praxinoscopio”. Sin embargo, el cinematógrafo se diferenció de todos ellos en que sí pudo dar ese paso más allá y proyectar las imágenes a una gran escala, y aquel descubrimiento hizo posible el desarrollo del cine como una nueva forma de arte y un nuevo tipo de industria.
Aunque no creas que el cinematógrafo se parece a los proyectores actuales. Recuerda que era el siglo XIX, por lo que hablamos como del “abuelo” de las tecnologías del cine modernas. De lo que no cabe duda, eso sí, es de que el cinematógrafo fue capaz de iniciar la magia del cine y de crear una nueva forma de entretenimiento y disfrute completamente revolucionaria, haciendo posible que las personas experimentasen sensaciones y emociones como nunca antes. ¡Los hermanos Lumière cambiaron la vida de las personas!
El desarrollo del cine profesional
En definitiva, la inspiración con la que habían crecido los hermanos Lumière dio sus frutos, y dichos frutos también inspiraron a otros científicos e inventores que llegaron después. Fueron muchos los que quisieron experimentar desde entonces con el cine y mejorar cada vez más las técnicas, como el gran Georges Méliès, por ejemplo, un ilusionista y cineasta francés que llevó este arte, algunos años después, hasta niveles artísticos hasta entonces desconocidos.
Y es que el invento de los hermanos Lumière no dejó indiferente a nadie, pues invitó al mundo a soñar mejor, más a lo grande, y sin cesar. ¿Quién podía resistirse? C’est magnifique!!!
