Cuento infantil de Raquel Bonilla Santander.
Colegio Sagrada Familia de Tarazona (Zaragoza)
Pitín, el petirrojo
El verano llegaba a su fin y en el bosque se celebraba una fiesta aprovechando los últimos rayos de sol. Todos habían preparado sus gargantas para entonar los mejores cantos: cua-cua, pio-pio-pio, muuuuuuuuuu, cri-cri… todos emocionados y a un mismo compás.
Pitin era un precioso petirrojo con un plumaje azul celeste y naranja. Era el más joven de la banda y el más inquieto. Quería preparar una corona de flores para decorar el Gran Nogal, el cual pronto tendría las nueces más sabrosas del bosque.
Poco a poco, Pitin se fue alejando. Dejó de oír los canticos de sus amigos y empezó a oír risas y voces extrañas. Se escondió tras el gran tronco del Almendro y de repente los vio. ¡Eran niños! ¡Muchos niños! Corrían, saltaban, gritaban, arrancaban ramas, pisoteaban las flores, tiraban basura al suelo y cogían pequeños animalitos para jugar.
Pitin estaba asustado, no se atrevió ni a abrir su pequeño pico. Cuando los niños se marcharon, Pitin fue a salir de su escondite pero, al moverse, una de sus alas se atascó con una de las latas que los niños habían tirado al suelo y al sacarla se hirió.
No podía volar y decidió volver andando. Aquellos niños habían dejado todo sucio y destrozado. Hasta los peces del riachuelo nadaban de lado a lado asustados. Pitin se tropezaba con las ramas rotas y se manchaba con la basura. Cuando llegó a su casa, la música paró de repente y todos miraron a Pitin con sorpresa.
- ¿Qué te ha pasado? – Preguntaron todos.
Pitin, que estaba triste y había perdido todo su precioso plumaje, les explicó que había visto a unos niños que no sabían respetar la naturaleza y por ello se había herido y había perdido todo su plumaje.
Todos los animales y plantas convocaron una asamblea para solucionar tal tragedia.
- Tranquilo Pitin. Le dijo el Abedul. Hemos decidido hacer carteles con las cortezas que ya no nos sirven, explicando a los niños cómo deben cuidar nuestros bosques. Y en cuanto a tu plumaje, no pasaras frío, ya llega el otoño y con nuestras hojas secas te haremos un precioso traje de los bonitos colores del otoño, mientras tu plumaje vuelve a lucir radiante. Hay que enseñar a los niños a conservar el medio ambiente y a reutilizar aquello que ya no usan.
Desde ese día, Pitin vestía su traje otoñal cada vez que lo llamaban de un colegio para ir a explicar a niños, padres y profesores, la importancia de cuidar nuestro planeta y reciclar.
Una mañana, cuando Pitin se disponía a desayunar… ¡oh, sorpresa¡ ¿Qué veían sus ojos? Todo el bosque había trabajado duro durante toda la noche y con todos los materiales que ya no podían usar: palos, hojas secas, cáscaras de nuez, barro… habían construido un Pitin gigante en medio del bosque para agradecerle todo lo que estaba haciendo por la naturaleza.
Así que, niños: cuando vayáis por el bosque recordad que también es vuestro, y que tenéis que cuidarlo y respetarlo y, estar muy atentos, por si veis a Pitin.
Ilustradores: Alumnos 1º de E.P.
Colegio: Sagrada Familia. Tarazona
Precioso cuento, los cuentos educativos son importantes, para que los niños de hoy, aprendan a ser nuestros adultos del futuro. Un saludo a todos en el bosque.