FÁBULA CORTA: El cascabel al gato | Bosque de Fantasías

El cascabel al gato

El cascabel al gato

Fábula corta: El cascabel al gato

 

Érase una vez un gato que vivía en una gran ciudad, al cual sus dueños siempre habían consentido mucho. Las mascotas suelen ser muy queridas por sus dueños, pero nadie era tan querido y consentido como ese gato, pues sus dueños se esforzaban por darle todo lo necesario para vivir cómodamente y mucho más, todo lo que quisiese. Así, aquel gato tenía toda la comida deliciosa que pudiese soñar y querer. Tenía los cojines más cómodos para acostarse y dormir la siesta, e incluso tenía montones y montones de ovillos de lana con los cuales poder jugar.

El gato tenía de todo, incluso una gran colonia de ratones a los cuales perseguía solo por diversión. Los ratones, por su parte, que habían llegado a ser una colonia muy numerosa, no hacían más que intentar escapar del gato, que apenas los veía empezaba a perseguirlos. Tan bueno se había vuelto el gato mimado persiguiendo a los ratones, que estos ya ni salían de sus escondites por miedo a ser  atrapados.

 

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Así, encerrados en aquellas pequeñas madrigueras, el tiempo pasaba y las provisiones que habían acumulado comenzaban a escasear. Aquellos ratones debían encontrar una forma de poder salir y de no ser atrapados por el gato, o si no se quedarían sin nada de comida y todos morirían. Para resolver esta cuestión tan importante se convocó una asamblea en la cual cualquier ratón que tuviese una idea que pudiera servir tendría la palabra.

Y así fue cómo, uno tras otro, multitud de ratones pasaron al frente y expusieron sus ideas frente a los demás ratones. Sin embargo, ninguna de estas ideas parecía ser útil y ninguna parecía solucionar el gran problema que tenían…hasta que pasó un joven ratón al frente y dijo:

—Lo mejor que podemos hacer para evitar que el gato nos persiga es ponerle un cascabel en la cola. De esa forma, cada vez que el gato esté cerca, escucharemos el cascabel sonar y ya no seremos perseguidos por él, pues el sonido del cascabel nos alertará con tiempo suficiente como para escondernos y permanecer a salvo.

¡Qué buena idea había tenido aquel joven ratoncito! Todos estuvieron de acuerdo en que se trataba de una idea magnífica que resolvería los problemas de todos. Solo había un problema: ¿cómo lo harían? Porque para ponerle el cascabel al gato en la cola, primero tendrían que acercarse al gato. ¿Cómo se acercarían sin que este les persiguiera o, peor aún, se los comiera?

Aquella duda surgió entre todos los ratones asistentes a la asamblea, por lo que empezaron a debatir de qué forma podrían ponerle el cascabel en la cola al gato sin demasiados riesgos. Y mientras unos decían que todo era muy peligroso, otros proponían mil y una formas de poderlo hacer.

 

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Finalmente el día terminó y todos se fueron a dormir, y al día siguiente continuaron discutiendo sobre lo mismo sin llegar a una solución. Debatían y proponían ideas sobre cómo ponerle el cascabel al gato, pero nadie se atrevía a intentarlo. Los ratones descubrieron así que una cosa es opinar y decir cosas, y otra muy distinta es actuar para lograr lo que nos proponemos.

Dicen que, aún hoy en día, los roedores siguen discutiendo sobre cómo poner un cascabel en la cola a un gato.


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