El perro y el cocodrilo

El perro y el cocodrilo

Fábula: El perro y el cocodrilo

 

Había una vez un pequeño perro llamado Benito que vivía en el bosque junto a sus amigos animales. Benito era un perrito curioso y siempre estaba en busca de nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque y pasaba cerca de un estanque, Benito se encontró con un cocodrilo llamado Rufus. El cocodrilo tenía una mirada amenazadora y afilados colmillos, y, aunque Benito sabía que Rufus era su enemigo natural, decidió acercarse con precaución.

Entonces, para su sorpresa, Rufus comenzó a hablarle amigablemente:

—Hola, Benito. Veo que eres valiente y astuto. Tengo un consejo para ti: si quieres encontrar comida deliciosa, ve cerca del campo donde están los árboles de frutas, al otro lado del río. Allí encontrarás las frutas más sabrosas y jugosas. —Dijo el cocodrilo.

 

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Benito se sorprendió por el consejo inesperado del cocodrilo. “¿Podría ser que Rufus realmente quisiera ayudarle?” Sin embargo, recordó a continuación una importante lección que su mamá le había enseñado: «Del enemigo nunca cabe esperar un consejo provechoso».

Así, y aunque Benito tenía curiosidad por las frutas deliciosas, decidió seguir el consejo de su madre y desconfiar de Rufus, y en lugar de ir directamente al campo donde estaban las frutas, decidió buscar a su amiga Alicia, una inteligente ardilla.

Benito encontró a Alicia en un árbol y le contó todo sobre su encuentro con Rufus y su consejo sobre las frutas. Alicia escuchó con atención y le recordó la importancia de la precaución:

—Benito, los cocodrilos son nuestros enemigos naturales. No podemos confiar en ellos, incluso aunque parezcan amigables. Es mejor que busquemos nuestras propias fuentes de comida. —Dijo Alicia.

Siguiendo el sabio consejo de Alicia, ambos buscaron entonces en el bosque y encontraron un hermoso campo de tréboles, y con ello se dieron un auténtico festín de comida segura y deliciosa.

 

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Mientras comían, Benito se dio cuenta de que había tomado la decisión correcta al desconfiar del consejo de Rufus, y aprendió una valiosa lección: del enemigo nunca cabe esperar un consejo provechoso. ¡Lo que siempre le había enseñado mamá!

De ese modo, y desde ese día, Benito se mantuvo alerta y recordó que no siempre se puede confiar en aquellos que parecen amigables, y aprendió a escuchar su intuición y a buscar el consejo de sus verdaderos amigos. Así, con astucia y precaución, Benito vivió muchas aventuras emocionantes y seguras en el bosque rodeado de amistades confiables.

La moraleja de esta historia, amiguitos, es que debemos ser cautelosos al recibir consejos de personas extrañas o con las que no tengamos confianza, así como confiar en nuestra intuición y buscar el consejo de aquellos que nos acompañan y nos quieren. ¡Igual que Benito!


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