Los cabellos robados

Leyenda nórdica: Los cabellos robados

Había una vez en Asgard, el reino de los dioses nórdicos, una hermosa diosa llamada Sif. Sif era la esposa de Thor, el poderoso dios del trueno, que destacaba por su gran belleza y su larga cabellera dorada y brillante que caía sobre su espalda como rayos de sol.

Sif era muy querida en Asgard por su amabilidad y su alegre personalidad, y, aunque su cabello dorado era su rasgo más distintivo para todos los dioses y personas que la conocían, todos la admiraban y respetaban sobre todo por su bondad y amabilidad hacia los humanos.

Sin embargo, no todo era bueno en el mundo de los dioses, pues allí también existían la envidia y la malicia, como demostró el dios Loki una día en el que decidió gastar una bruma cruel a la pobre Sif. Así, la esposa del dios Thor se hallaba durmiendo una noche cuando, de pronto, el dios Loki decidió acercarse sigilosamente y robarle su hermosa melena de tan hermosa que era. El brillo de aquel cabello había hechizado de tal forma al dios que no pudo hacer otra cosa que cortársela con unas tijeras muy afiladas, llegando hasta el último de sus cabellos.

Cuando Sif despertó y se dio cuenta de lo que había sucedido, comenzó a llorar amargamente. ¡Su cabello era su orgullo y sin él se sentía perdida! Al enterarse el dios Thor de aquel ataque a su esposa, su cólera fue tan grande que la tierra comenzó a temblar y las nubes a tropezarse con el mar y las montañas, prometiendo dar al dios Loki su merecido. Entonces, una vez situado frente a Loki, el dios del engaño y de la mentira, Thor decidió atraparle haciéndole prometer que devolvería cada uno de los pelos robados.

Por su parte Loki, sintiéndose culpable y algo asustado frente a Thor, prometió encontrar una solución, y se dirigió lo más pronto que pudo a visitar a unos habilidosos y extraños hombres enanos que vivían en las profundidades de la Tierra y que eran maestros de la forja y de la creación de objetos mágicos. Sabedor de esto, Loki convenció a dos de ellos para que hicieran un gran regalo a Sif: ¡una melena de oro aún más hermosa y mágica que la anterior!

Así lo hicieron, como grandes artesanos que eran, trabajando duro y forjando un cabello nuevo con hilos de oro puro que, una vez colocado en la cabeza de Sif, crecería y reluciría aún más que antes si cabe. Al cabo de unos días, y a pesar de que el dios Loki hizo alguna más de sus travesuras para hacer fracasar a los enanos en su encargo, la corona estuvo finalmente lista para Sif.

Y, una vez lista y en su poder, Loki entregó el nuevo cabello al dios Thor, que se lo regaló a su esposa para que recuperase de nuevo su confianza y felicidad perdidas. Y así fue cómo la hermosa Sif volvió a lucir su cabello dorado, fortaleciéndose aún más el amor que sentía por su marido, Thor, capaz de hace cualquier cosa por ella.

Loki, habiendo enmendado su error, aprendió una valiosa lección sobre las consecuencias de sus acciones traviesas que quiso enseñar a los humanos, así como también sobre la importancia que tiene el saber rectificar y aprender de los errores cometidos con esfuerzo y disposición.