María Zambrano fue una pensadora, filósofa y escritora española, nacida en la ciudad de Vélez-Málaga (Málaga, España) el 22 de abril del año 1904.
Su padre Blas Zambrano García de Carabante, y su madre Araceli Alarcón Delgado, eran maestros, al igual que su abuelo Diego Zambrano, algo que influiría en ella. También influiría mucho la relación y el amor especial que sentía por su hermana pequeña Araceli.
Desde pequeña María Zambrano tuvo una salud delicada, lo que le trajo varios problemas durante toda su vida. Incluso en una ocasión sufrió una descompensación tan grave que todos llegaron a creer que había muerto. Con el tiempo también padecería tuberculosis.
María pasó su adolescencia en la ciudad de Segovia, tras mudarse allí junto a su familia. Allí comenzó el bachillerato en un instituto, hasta que más tarde su familia se trasladó nuevamente a Madrid, donde María comenzaría a estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid.
En la universidad conoció a algunos famosos pensadores, con quienes empezó a realizar diferentes actividades académicas. Posteriormente, continuaría estudiando en la llamada Federación Universitaria Escolar.
Mientras seguía con sus estudios, Zambrano realizó diversas actividades: colaborar en el periódico “El liberal”, participar en una fundación educativa, dar clases de filosofía y trabajar en sus escritos. También fue profesora y rechazó una oferta para ser diputada. Pero, aunque no quería dedicarse a la política desde los partidos políticos, sí que lo hizo desde sus escritos y con su pensamiento. María Zambrano realizó también actividades culturales en varias revistas, junto a otros escritores y pensadores.
A sus 32 años se casó con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave, que trabajaba en la Embajada de España en Chile, donde residirían durante un tiempo. Más tarde volverían a España en un momento muy difícil, ya que se estaba desarrollando la guerra civil española.
En 1939, año en el que finalizó la guerra civil española, María Zambrano tuvo que irse del país por problemas políticos con el franquismo. Así, junto con su madre y otros familiares se estableció en Francia, partiendo después hacia México, donde trabajó como profesora universitaria.
María Zambrano también vivió en Puerto Rico y Cuba. En esa época publicaba libros de filosofía, trabajaba en seminarios y conferencias y daba cursos en diferentes instituciones.
Debido a diversos problemas que sucedían en el mundo, como la segunda guerra mundial o la situación económica compleja, María tuvo que vivir en diferentes países de América y de Europa. A medida que iba mudándose por todos estos países, seguía conociendo a muchas personas famosas, intelectuales, escritores y artistas. Por ejemplo, conoció a Ortega y Gasset, Octavio Paz, Alejo Carpentier, Miguel Hernández o Elena Garro. Pero su salud y su estado físico se iban agravando y empeorando con el paso de los años.
Zambrano recibió varios premios y reconocimientos, y se dice que estando María en Roma, llegó a tener hasta 70 gatos, pues debía ser una gran amante de los felinos.
Siendo ya anciana, María Zambrano fue acarreando más complicaciones en su estado de salud, por lo que decidió ya regresar a España e instalarse en su capital, Madrid. Pero, aun anciana y con problemas de salud, siguió escribiendo y recibiendo grandes reconocimientos, como el prestigioso Premio Cervantes.
María Zambrano murió finalmente a sus 86 años, el 6 de febrero de 1991. Tras su muerte siguió siendo muy valorada por diferentes instituciones que le concedieron nuevos títulos, como por ejemplo la estación central del ferrocarril de Málaga que lleva su nombre, un buque marítimo o la Biblioteca Central de la Universidad de Madrid, que también lleva su nombre, entre otros ejemplos.
Sin duda, María Zambrano fue una mujer y pensadora muy importante para España (aunque su reconocimiento tardaría en llegar como consecuencia de su exilio y de la dictadura de Franco), pero también para Latinoamérica y para el resto del mundo.
