Cuento clásico: El libro de la selva
En los confines mágicos de la selva, la pantera Bagheera realizaba su rutina diaria hacia el río para saciar su sed. Sin embargo, en aquel día singular, un giro de acontecimientos estaba destinado a alterar su tranquila vida y cambiarla para siempre…
Junto a la orilla del río reposaba una pequeña embarcación en ruinas, cuyo interior resonaba con los lamentos de un pequeño ser humano, que lloraba y lloraba sin parar pidiendo ayuda. La compasión y nobleza que tenía Bagheera no le permitió ignorar la situación y, así, sintiendo que debía intervenir, la pantera rescató al pequeño niño de la precaria situación en la que se encontraba y lo llevó hasta la manada de lobos que habitaba en los alrededores, entregándolo a su cuidado.
La manada de lobos, en un acto de ternura y solidaridad, acogió al pequeño como uno de los suyos, otorgándole el nombre de Mowgli. De este modo, criado en las entrañas de la selva, Mowgli se convirtió en una criatura salvaje como los demás animales, aunque con un corazón humano, forjando fuertes lazos de amistad y respeto con los animales que compartían su hogar, excepto con uno: el tigre Shere Khan, un feroz depredador que albergaba un odio profundo por los humanos y que estaba decidido a eliminar cualquier amenaza que cuestionara su supremacía en la jungla.
La tensión aumentaba a medida que Mowgli crecía, hasta que Shere Khan declaró su intención de cazar al chico y así eliminar lo que percibía como una afrenta a su dominio. Ante esta amenaza inminente, los lobos recurrieron a Bagheera, que era vista como la auténtica protectora del joven Mowgli. Así, con la seguridad y el bienestar del niño como su mayor preocupación, la manada sugirió que Bagheera llevara a Mowgli a la aldea humana más cercana, donde podría estar a salvo de la furia del tigre.
Bagheera, consciente de la amenaza que Shere Khan representaba, aceptó la responsabilidad, aunque Mowgli no compartía la misma preocupación que todos los demás ni quería alejarse de la selva. El niño, lleno de valentía y determinación, no temía al tigre, y deseaba quedarse en su hogar amado. Sin embargo, con el destino de Mowgli en mente, Bagheera le convenció de emprender un viaje hacia la aldea humana, donde se encontraría fuera del alcance de Shere Khan.
El viaje que ambos emprendieron estuvo lleno de peripecias y desafíos que pusieron a prueba la determinación y la unión entre Bagheera y Mowgli. Primero se encontraron con una serpiente hipnotizadora llamada Kaa, y después enfrentaron la rigidez de la patrulla de elefantes que custodiaba la jungla y conocieron a Baloo, un oso perezoso y encantador. Mowgli, por su parte, se sintió atraído por la despreocupada forma de vida de Baloo y comenzó a aprender sus costumbres.
No obstante, la jungla estaba llena de sorpresas, y Mowgli llegó incluso a ser secuestrado por una banda de monos dirigida por un loco orangután, King Louie. Bagheera y Baloo, al darse cuenta de que el chico había desaparecido, se unieron para rescatar a Mowgli, enfrentando nuevos desafíos y liberando al niño de las garras de los monos. Después de una lucha enloquecida, el grupo logró escapar y Bagheera persuadió a Mowgli de que debía seguir su camino hacia la aldea, donde estaría a salvo del tigre.
Sin embargo, cuando ya se encontraban muy cerca, Shere Khan apareció, desatando un enfrentamiento feroz contra Baloo, que estaba decidido a defender al chico incluso con su propia vida. Y tras esto, y en un gran acto de valentía, Mowgli intervino utilizando un fuego accidental para ahuyentar al tigre, que huyó aterrado, llegando finalmente a la aldea.
¡El viaje había llegado a su fin! Y Bagheera y Baloo se despidieron de Mowgli sabiendo que pertenecía al mundo de los humanos. Y, aunque les dolía la separación con todo su corazón, entendían que era donde Mowgli debía estar. Y de este modo Bagheera y Baloo regresaron a la jungla, sabiendo que la amistad y el amor que sentían entre ellos, jamás desaparecería.
