Una de las cosas más curiosas de los egipcios antiguos, es que para ellos los seres humanos tenían la capacidad de vivir eternamente. En este sentido, la muerte era solo la interrupción temporal de la vida, y si la persona que moría había sido justa durante su estancia en la tierra, entonces podría ir a la otra vida.
El dios Anubis se solía representar como un chacal, o como un hombre con cabeza de chacal de color negro, y fue el dios más importante del mundo de los muertos hasta que fue reemplazado en dicha función por el dios Osiris, aunque Anubis seguiría siendo a partir de entonces el guía de sus almas. Algunos de sus símbolos y amuletos fueron el cetro, el mayal o el cayado, lo que le identificaba como “pastor” del pueblo.
Anubis, el embalsamador
La historia de Anubis está asociada al también dios Osiris, y es que Anubis se encargó de cuidar el inframundo hasta la llegada de Osiris al mundo de los muertos. Pero, ¿cómo fue esto? Cuenta la historia que, cuando Seth mató a Osiris, fue Anubis quien ayudó a Isis a embalsamar a su esposo para que pudiese cruzar a la otra vida sin problemas. Sin embargo, fue en ese momento cuando Isis decidió revivir a Osiris con su magia, pasando entonces a gobernar Osiris el inframundo.
Dada su gran habilidad de embalsamador (proceso de momificación), Anubis era también el patrón de los embalsamadores en Egipto, que era un trabajo muy importante, y además se encargaba de cuidar las tumbas de los ladrones para que los difuntos también pudieran tener un viaje tranquilo hacia la otra vida, hacer su tránsito y poder llegar al juicio final.
Dicho juicio final estaba presidido por Osiris, y en él se decidía si los fallecidos podían ir a la vida eterna en los campos de Aaru, o si debían ser comidos por el monstruo Ammyt, dependiendo de cómo hubiera sido su comportamiento en la tierra.
Anubis y el juicio de Osiris
Cuando las personas morían, Anubis las guiaba en su tránsito hacia la otra vida con el objetivo de que no se perdieran. Pero, antes de poder pasar a la siguiente parte de su vida, debían pasar por el juicio de Osiris, y ese era precisamente el papel del dios Anubis, el de encargado de guiar a las personas hasta Osiris, que tenía en frente una balanza.
Una vez frente a la balanza, con su magia, Anubis sacaba el corazón del difunto, que representaba la moral y la consciencia. En el otro plato de la balanza era colocada una pluma de la diosa Maat, que era el símbolo de la verdad y de la justicia universal. Así, mientras el corazón y la pluma estaban en la balanza, un jurado de dioses preguntaba al difunto por su vida pasada: le hacían preguntas referentes a su comportamiento y, dependiendo de las respuestas que diera, su corazón se hacía más ligero o no.
Tras terminar la ronda de preguntas, Osiris miraba la balanza y decidía si la persona merecía pasar a la otra vida y vivir eternamente en los campos de Aaru o no. Pero si el corazón del difunto era más pesado que la pluma, entonces era arrojado a la bestia Ammyt, que era un feo monstruo con patas traseras de hipopótamo, cabeza de cocodrilo y el resto del cuerpo como el de un león.
Es por eso por lo que las personas intentaban ser justas y llevar una vida correcta mientras estuvieran en la tierra, para poder acceder hacia la otra vida y tener el mejor de los juicios posibles.
MUY COMPLETO